o "la viga del Puma", debió existir un cubil de estas
fieras.
SANKKA-KANCHA. - La cárcel o penitenciaría del
Imperio, se llamaba así
y
estaba situada en la gran quinta
actual conocida por Tambo de Montero que se extiende
por todo el alud que baja de Karminqa (Santa Ana)
hasta Saphi. Dícese que los criminales eran arrojados
en cuevas
y
zanjas, hórridas mazmorras, donde servían
de pasto a las fieras y r eptiles. Cuando estas bestias no
los devoraban, el prisionero era inocente
y
se lo ponía
en libertad. Curioso "juicio de Dios".
AWAQPINTA. - En el circuito de Qorikancha, fron–
tero al templo del Sol, estaba el barrio de los tejedores,
Awaqpinta,
encargados de proveer de qumpi
y
awasqa
(telas finas
y
burdas) a la Corte del Cusco. T odos los
productos textiles, como los agrícolas y cerámicos, eran
guardados en depósitos públicos para su reparto en la
comunidad.
AUQAYPATA
y
KusIPATA. - Las dos grandes expla–
nadas o :mchas terrazas conocidas por est os nombres
eran centros principalísimos del culto en el Cusco inkaico.
La plaza de Armas contemporánea ha sido generalmente
llamada
Waqaypata;
pero los historiadores más fidedig–
nos y remotos como Cristóbal de Molina, Pedro Cieza de
León
y
Juan de Betanzos lo nombran invariablemente:
"Aitqaypata."
Menos mencionada es la otra planicie,
cuyo nombre se presta a equivocaciones. Kusipata sería
"Sitio del Regocijo": pero debe recordarse, también que
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