Quedan todavía muchos hermosos edificios de piedra,
principalmente los de la zona occidental pasado el Wa–
tanay, cuyo destino se ignora.
INTIWASI. -
En una eminencia del terreno, pequeño
alcor, a la ribera izquierda del arroyo Watanay, se levan–
taba el venerado templo del Sol, sobre la triple serie de
terrazas que lo separaba del comercio humano. Hacia
el citado arroyo, el andén adquiere su máxima altura en
el bajío de Kkayrachayoq. Igual límite le separaba del
arroyo oriental, el Tullumayu. Dos grandes esplanadas
Muttuchaka y R.imaqpampa, permitían a las muche–
dumbres llegar hasta la línea infranqueable del gran san–
tuario. Una alta torre cónica se alzaba hacia poniente,
de la cual hoy sólo queda el bello cimiento semicircular.
En
la
especie de meseta superior, algo como el teo–
calli azteca, estaban los sagrados recintos del Sol, la
Luna, Venus, el Rayo, el Arco Iris y la constelación
Unqoy
o
Chuque Chinchay
(las Siete Cabrillas). En los
espacios inferiores, las habitaciones del sacerdocio y del
numeroso séquito de auxiliares del culto. Sobre una
de las terrazas occidentales, el jardín de oro. En el llano,
hacia Pumaqchupan, la "kancha" de los animales del
sacrificio.
AJLLA-WASJ. -
Parte integrand! del Qorikancha, es
la residencia de las Ajllas o escogidas. Su conjunto se
extendía desde la plaza Mayor hasta el Intipampa o lla–
nada del Sol. Es moderna -no más de cincuenta a se–
senta años-
la apertura de comunicación entre Maruri
y la pampa del Castillo.
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