calles de Ruinas de San Agustín, Waskhakkuchu,
Hatunrumiyoq y el Herraje.
7.
Qora-Qora:
Ayllu Raurau, linaje de Sinchi Ruqqa.
Adyacente a Qasana, donde hoy está el Portal de
Pizarro (o de Harinas) .
8.
Qolqan pata:
Ayllu Chima-panaka, Ünaje de Manku
Qhapaq. Ya citado.
Silencian los cronistas, no habiendo sido posible llenar
hasta hoy la laguna, los nombres y la ubicación de los
barrios reales de los linajes de Lluqqe Yupanki, Mayta
Qhapaq, Qhapaq Yupanki y Yawar Waqaq. Sólo los
historiadores que consignan el
as~sinato
del penúltimo
aseguran que éste vivía cerca del templo del Sol. Si
Yawar-Waqaq
Y.
no Wiraqocha, como refieren Betanzos
y Cieza quizá equivocadamente, fué el monarca cobarde
que abandonó el Cusco ante la amenaza cchanka, sería
explicable que su descendencia no hubiera tenido barrio
señalado en la capital del Imperio, máxime que el Inka
fugitivo fundó en lo alto del peñón de
Khallka-Haki–
Hawana
uno como Cusco en pequeño. (¿Será el pueble–
cillo en ruinas que está en las alturas de Pauqarttika?)
Insinúase más arriba la posibilidad de que Pachakuteq
al reedificar la capital habría realizado alteraciones sus–
tanciales en
la
ubic:ición de los ayllus urbanos. No cabe
duda de que Sinchi• Ruqqa y su padre Manku Qhapaq,
así como quienes le sucedieron en el uso de la
Maskapay–
cha
o borla imperial eran del Cusco bajo. ¿Cómo ex–
plicar, sin esa hipótesis, que las prosapias del primer
y
seaundo Inka habitaran barrios del norte como son
Qolqapata
y
Qoraqora?
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