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que mataron ·a los suyos" (1); hablar de esa manera es no
•
comprender nada de la mentalidad de ,los indios. Garcilaso
era partidario de Huáscar,
de~cendiente
legítimo del inca,
y consideraba a los españoles como a libertadores que habían
destronado al usurpador Atahualpa.
Ante todo, el escritor peruano permanece como admira–
dor .de los incas; antes que él, nadie habló de ellos con tanto
entusiasmo
y
piedad filial ; por eso se esfuerza en velar los
actos de crueldad de sus antepasq,dos, y algunos de sus rela–
tos deben ser tenidos por sospechosos. Pero sus exageracio–
nes y su-s mismas lagunas voluntarias son instructivas, por–
que muestran el estado de espíritu de los. indios, que vivían
en perpetua nostalgia del pasado. Garcilaso tiene el gran
·
tarios so
,
cidos" ( 2
.
las indic
e
das aquí.
del autor; la descrip–
ción de las vías de comunicación
o
la del sistema fiscal
están colocadas entre la historia política y militar de los
dos r
1
einos.
-
Pedro Sarmiento de Gamboa contrasta con Garcilaso.
Español puro, hombre de ciencia, buen observador y funcio–
nario de gra.n mérito,
'flJUY
apreciado por el virrey, que le
permitió en dos oportunidades escapar de la Inquisición,
Sarmiento fué t ambi én un gran capitán qu-e. descubrió Zas
islas Salomón en 1567, bajo las órdenes de Alvaro Menda-
'
-
-
ña, inventó instrumentos náuticos y persiguió -los buques
(1) Rledtis,
"L'Homme et la Terre",
t _
·IV,
pá€.
431.
(2) ·
Menéndez
y
Pelayo, "Antología de
poetas
h1.spano-e.mrer1ca.nos".
Madrid, 1894, tomo III,
p.
CLXIII .
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