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monia hubo de repetirse todos los años el). los meses de oc–
tubre y noviembre y ofrendándole además su "mesa puesta"
consistente en las mejores frutas, cocaquinto, Hampo, cuti y
huaylur.
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Y cuentan ,las tradiciones que de allí en adelante los ar·
tífices más finos del lugar se dedicaron a fabricar vasijas de
oro y plata para que en ella el Pullco extrajera el agua del
ajno. F;sto se repitió año tras año hasta que un día, víspe–
ras de que el Pullco fuera a contraer matrimonio, el audaz
chasqui bajó al fondo de la peña y no volvió a salir más. Se–
guramente fueron las celosas ñustas las que lo arrebataron
para siempre, de aquí que algunos creen que el Pullco sigue
todavía viviendo en las profundidas del manantial, aunque
otros afirman que al día siguiente de su desaparición lo vie–
ron correr desnudo hacia Huaranjayoj en cuyo seno cree11
que existe un castillo en el que abundan las pasñas bellas y
en sazón que esparcen pe1iumes entre los salones cuyas co–
lumnas son de oro y de plata.
Desde entonces los chasquis se redujeron a un pequeño
número que ya eran conocidos y diestros en la realización ele
estas ceremonias; por eso,, cuando había muchas sequías,
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dos los componentes del ayllu reunían sus centavos y el jefe
iba a hablarles llevándoles una botella de pisco que era para
el "rill).achicuy", una vez aceptado le dejaba otra botella pa,..
ra que vayan a ejecutar la ceremonia lo que se llama "puriri–
na" y además algunos soles de plata. -
En noches de luna llena dicen que algunos viajeros han
visto desfilar infinidad de vicuñas cargadas de oro por las
faldas de Huaranjayoj al extremo de que uno de ellos tuvo la
suerte de encontrarse dos cargas de ese metal precioso y co·
diciado porque a una vicuña desobediente el cerro le había
arrojado a la zanja.
Este cerro hace desaparecer a los twmbres que no creen
o dudan de su poder. En noches, cuando el cielo se reviste de
estrellas a miríadas el cerro personificado de viajero sale en
un hermoso caballo blanco en pos de doncellas simpáticas
para seducirlas ofreciéndolas dinero y palacios. Pero las mu–
chachas cuando se dan cuenta que es alguna tentación del
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