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S E R

G

I O

Q

U I

J

A D A

J

A R A

121

que la forma cuidando que no se derrumbe. Si así ha sido

es señal de buena suerte porque vivirán muchos años, en caso

contrario, es decir, si se ha derrumbado dicen que morirán

pronto. Por eso algunos sobre todo de temperamento n ervio–

so se abstienen de confeccionar la columna. Sea por uno u

otro motivo: de alegría o tristeza por su larga o corta vida

que les predijo la piedra, siguen tomando, chacchando y can–

tando pintándose la cara con maíz molido como en carnavales

imitando a la granizada fina llamada "lasta". Luego descien–

den a la estancia y entierran las señales en un lugar que de

costumbre realizan todos los años.

Todas estas ceremonias las ejecutan con el fin de que

aumente el ganado y que además se mantengan sanos y

gordos.

Dicen que una vez a un hombre se le perdió un toro

y

en

su búsqueda percibió que estaba por un lado del cerro Hua.–

ranjayoj y logró atraparlo del rabo, pero en ese momento Hua–

ranjayoj abrió su

pue~ta

y penetró el toro seguido de su due–

ño; el hombre maravillado de ver que alrededor de una

fu.en–

te, bellísimas ñustas jugaban con bolas de oro y que le pa–

saban la voz amenazándole quedarse petrificado, azuzó· con

más brío a su toro y logró salir por el otro extremo del cerro.

También cuando quieren arrear un toro de esos bravos

y matreros de su "querencia" o madriguera, y que saben que

podría, con sus cuernos, ocasionarles heridas graves o la

muerte, primero invocan al cerro enterrando el llampo y el

coca-quinto.

Y por último, dice lllll'leyenda, que en las faldas de este

cerro crecen ciertas yerbas curativas: el "anjoyrripa" que re–

mojado en pisco sirve para cúrar "el costado"; la "huaman–

rripa" que se utiliza para combatir la tos, etc. También exis–

te, aunque escasamente,_ la célebre "cuya-cuya". Las hojas de

esta supuesta y mitológica planta, dadas en

~nfusión

a algu–

na pasña buenamoza de segurito se vuelve "jatilinya", es de–

cir que no le deja porque ·se encamota. Pero sucede que el 1.::e–

rro es muy celoso y muy severo, por eso así nomás no dá a

cualquiera esta clase de hojas. Solamente las personas de su

predilección y simpatía se benefician con esta gracia.