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boca ancha ) y

sacuaramas

( vasijas decoradas ). No

puede menos que insistirse en que el arte de lo:s in–

cas influyó y sigue in·fluyendo en la alfarería y la

cerámica del oriente bolivéano, y no sin ·razón ,

porque los quechuas en

sus

expediciones para so–

meter a los

cambas·-He-ga,~on

hasta la Corcj.il12rá , dcm–

de se alza como testimonio de la hazaña la fortaleza

de Incahuasi. Son pruebas de esa influencia los inte–

resantísimos objetos encontrados en el Noroeste, en

Beni y Santa Cruz por Marius del Castillo, explo–

rador y arqueólogo uruguayo que dedicó 16

1

años

de su vida al estudio de esas regiones y, en óerta

ocasión, las recorrió en compañía de l sabio Erbnd

de Nordeskjold . Muchas de las piezas descubiertas

fueron enviadas po·r diversas personas al British

Mt1seum de Londres, al Museo Imperial de Y oko –

hama, al Trocadero d e Esp:aña, etc. Son igualmen–

te pruebas de la influencia incaica las formas y de–

corac~crnes ,

que se ven en los objetos ;a·ctuales.

T~jidos .

Para hablar de los· tejidos conviene distinguir

los

que se fabrican con fines utili ta rios de los qu.e

tienen una finalidad artística antes que la de simple

satisfacción de las necesidades del hombre . Entre

los primeros estarÍ'an com@rendidos los propjos de

las in dustrias populares, como las telas ll:amadas

" bayeta de la tierra ', " jerga" y " torcido", que se

utilizan para la confección de trajes indígenas,

y

el

" ccrrí'Ha te " y el ".bayetón", para

La

de costales y

para otros

usos.

Aunque en todos estos tejidos se

manifiesta el innato gus to d el aborigen, no deben

confundirse con ·l_os otros en qu e pone el tejedor

cierta emoc ión artística, la emoción del creador que

expresa su sentimiento de la forma y el colo r,

y

combina los iuegos de

su

fantasía .