14
En las industrias artísticas (tejidos, alfarerí:a,
ces terí a) los elementos indígenas característicos do–
m.inan hasta, .i:nuchas veces, excluir
absolutam~nte
a
los otros. Nunca a la inversa . Constituyen la ex ·
presión que se ha mantenido más fiel a la raíz abo–
rigen , tanto
1
e'n
$U
técnica espiritual como en los
a–
cursos d e la d ecoración. Toda vez que el sentido
original de los motivos deco rativos se nos escap:t,
es tos constituyen ahora para nosotros extraños do ··
cumentos d e supervivencia " arqueológica". No cal:>e
duda d e qu e en el automatismo de las formas taxa–
tivas de la decoración pervive un remoto atavism.,
religioso, que sil enciosamente se desquita de la com–
pulsión catequística d el
conqui~tador.
Acaso el ele–
m en to advenedizo se reduzca a la incorpo'.ración
de al l! ún color ausente d e Ja enérgica paleta indil!·ena .
y algún otro d eta ll e anecdótico y casual del dibn-
jo deco rativo .
, .
En las danza.s: el elemento coreográfico es en
general, n eta mente español. Por c' e pronto. no eme
duda d e que el baile " d e pareja" tiene esa proceden–
cia exclusiva . Existen, .empero, algunas danzas ( co–
mo la llamada " Pala -Pala", -cuervo-, por ejem–
plo )
CU"O
contenido y forma diríase que acusan un
1
. incuestionable raíz indíQ,"ena de supuesto totémico . o
de intención V0,cativo -conjuratoria.
Fo lklore p(ástico
de Santiago del Estero.
Incluye: ·1as danzas , el tejido artístico y la
en
tería . Conozw dlgunos relatos folklóncos corrien–
tes en otras provincias, en que hay un personaj e,
más o menos accesorio, que es ·precisamente santia –
gueño y bailarín . Pienso que la danza es la
d~se m
bocadura n ecesar ia de su espíritu .ansioso que
p ·1 ·
d ece mudez verbal; en ell a se co nfunden el esquema