.ZACARIAS MONJE ORTIZ
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Que los bolivianos seamos menos ausentistas,
en el hogar
y
en la calle. Que combatamos ese au–
sentismo practicando el contado más í:c..timo, con–
tinuo
y
leal con la Naturaleza, con el medio am–
biente. Pedimos esto para unificar el promedio
de
pens~mientos
y
ponernos en condiciones de ha–
cer el reencuentro del alma colectiva que asesinó
el Coloniaje
y
ha resucitado, gracias a la Repúbli–
ca, pero no sabemos dónde hallarla.
1
Tupakj Katari, héroe telú:J;'ico,
y
La Paz, ma–
dre nutrida, sean dos conceptos que saturen nues–
tra mente
y
nuestro sentimient<'> para accionar e1il
favor de una Bolivia uníficada? reintegraple
y
perenne.
Apasa, primer . entre los siervos de la gleba,
el siglo XVIII de la Hístoria de laolivia tiene que
señalarte un alto sitial, a cuyo efect0 tallamos al-
gunos sillares mal o bien pulidos.
,
Ciudad de La Paz, meta frustrada del juvenil
inspirado de las pampas aimaráes, sin amos eu–
ropeos, americana como la más, ninguna como ella
es propietaria
y
vestal de la Tea donde arden los
ideales perpetuos de la más digna libertad de los
hombres sobre la Tierra.
El recuerdo del uno
y
el poderío de la otra,
son necesarios a la viabilidad de la misión supe–
riormente espiritualist_a que tenemos los bolivia–
nos.
FIN
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