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SUCASUCA MALLCU
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1·egreso al coloniaje español en las antiguas
eoc-
poliadas tierras iberoamericanas; conocen los ape–
titos de los falangismos, que son el disfraz del pan–
germanismo para entrar al Continente: de la Li–
bertad; aceptan la misión que les toca cumplir en
la América de habla española y lu.sitana, poseedo–
res que son de experiencia recogida a través de su ·
historia
y
de las crónicas del c.oloniaje
abolido
hace apenas siglo
y
poco más. Saben otras cosas
y conocen su deber, aunque la finalidad política
del otro ·lado del Atlántico esté de antemano con–
denada a no venir más acá d.21 lejanísimo plano de
la utopía.
'
Y nos vamos, lector. Pero antes de echar lla–
ve al estudio,
~'lis tórico
biográfico del mártir y Li–
bertador · Tupakj t{atari, y de la pasión y triunfo
de
L2
Paz sitiada en
1.781 ,
ante vos mismo, amigo,
hagamos la prof esión renovada rle nuestra fe en
la inalterable libertad de las naciones
america-
. nas, eq. la mejor
realizac~ón
de la democracia co–
mo
forn~a
insustituible de gó.bierno de las veinti–
una señoras del Hemisferio Oceidental, con el fin
de que los hómbres' libres de
las tres Américas
puedan un día restaurar la · libertad de conscien–
cia, de pens'lmiento, de palabra y de· movimiento
para los europeos,
y
hasta para los cavernícolas
asiáticos de la Rusia, cansada ésta de atentar con–
tra la libertad de las repúblicas americanas por
medio de sus emisarios a sueldo, incrustados en
los sindicatos obreros; autora de
l~
perdición de
Franc~a
por haber instigado a la traiCión ante el
enemigo militar a los urbanos y campesinos fran–
ceses, en L9gwy y Lila; de esa Rusia que hoy para
n1¡1estro sarcasmo invoca su
libertad nacional
atro–
pellada por
l~
hidra germana..