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Fig. 20.
envenenado a la mujer que yace en el suelo. Le dice el indio: uanuy runa-micoc.
En el encabezamiento se lee: "De los yngas iauarpampa-castigo los que mata
con
ponzoña- hampiyoc collayoc runauatoc".
"Quinto castigo de los que dan ueuedizos ponzoñas los q'mata a los yñs.
que a estos lles llamauan hampiyoc-collayoc, runa .. ... . q' estos yñs murian co.
este castigo- todo su casta y ayllo y sus hijos y sus nietos escapaua los ninos q"
fuesen de teta por q' no seuia el oficio .. .. aestos no les enterrauan q' lo dexa-
uan comer los candores y gallinazos en el campo ...... " Había pues hasta cier-·
to punto, una casta de envenenadores, de oficio, seguramente por ser "grandes.
herbolarios", los cuales eran perseguidos sistemáticamente por el gobierno incano ..
A las grandes epidemias que asolaron el Imperio, sucedían hambrunas ver-·
daderamente desoladoras. Nos describe que en tiempo del Virrey don Fernan–
do de Torres y Portugal, hubo una epidemia de sarampión y viruelas, que mató.
mucha gente:" . . . . . . y ube pistilencia de sarampión y uirguelas y tauardete
adonde ubo mucha muerte eneste rreyno y gran falta de comida y ubo muchos.