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Fig 18.

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Los datos corporales com-o he dicho en otra oprtunidad, son pobres pero

lo suficientemente ilustrativos, para unirlos a los anteriormente descritos e incur–

sionar en el diagnóstico. Dice el cronista que esta señora de puro gorda, quedó

fea, y que todas las de su casta son gordísimas y floxas, o sea con un desarrollo

considerable del panículo adiposo. Y luego que son sebosas, que solo viven para

comer y dormir, síntomas todos, que los encontramos reunidos en el mixedema.

El término floxo del vulgo no representa sino la infiltración mixedematosa del te–

jido celular; y fué tan grande esta infiltración, "que de puro gorda, quedó fea".

Habría que establecer, desde luego, el diagnóstico

diferencial con otras enti–

dades

nosológicas afines, como

el

sindrome adiposo-genital de Frohlich, la

adiposis suprarrenal, etc. que dan una sintomatología muy parecida. Esta mis–

ma adiposis la hemos identificado en la cerámica, y aún hemos hallado también

los estigmas del bocio exoftalmico, o sea el estado opuesto al anterior. En el Mu–

seo de Chiclín, me fué dado observar el año 1938, un huaco con una típica exof-