Table of Contents Table of Contents
Previous Page  120 / 138 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 120 / 138 Next Page
Page Background

-114

-

Pocos, muy pocos, cada vez mas pocos, conservan alguna tradici6n

desmenuzada y empequefiecida. Son los viejos, los abuelos, los que

aman su terrufio, los pobres r ezagados que adoran en su choza,

en sus llamas, en sus punas, en sus nieves. Los demas, atraidos p0r

la ciudad, abandonan su lar, descienden a la urbe, se precipitan

en sus fauces que los traga y transfigura: son empleados, · nego–

ciantes, vendedores, sirvientes, mozos de hotel, barredores, solda–

dos, choferes.

El prosaismo de la vida los ha vencido. La civilizaci6n l es ha

impuesto urgencias de ini:iiediato materialismo. Apenas si guardan,

y de vez en cuando r epiten-mientras todavia no se adaptan,–

algun yaravi doliente o un

huainito

cadencioso e insinuante. Pero ..

concluyen por olvidarlo y por olvidar su propia l1mgua.

El Cancionero limefio les brinda tangos y valses, rumbas y pasi–

llos que cada dia, entre las mil trasmisiones, les ofrece la radio.

Raza de luminosa historia, al presente corresponde un deber:

velar por e.l pasado. Somos depositarios de ese cofre maravilloso,

no bien descubierto todavia. Con la mirada atenta y la mano cau–

ta, con fervor en el espiritu y simpatia en el coraz6n, ahondemos

la busqueda de secretos tesoros, ocultos aun, en lo rec6ndito de

ese fondo inmensurable.