•
escalan sin temor ninguno sus niuros
y
sus torres?
¿Cuanto más pasaria,
~ntonces,
en la
cho7.a
d~
H
uanca,
"s·ita en el cetro de la IIacienda",
que
era en aquellos años espeso
bosque
y
enmaraña–
dos
matorrales?
De n1odo, pues, que sin ten·1or de error podemos
suponer lo que
·pasó
a Valero, como veremos lue–
go,
que cansado de recorrer Huanca, de un extre- ·
mo a otro, subiendo por la parte de Sondar que
queda frente al pueblo de San Salvador, casi al
medio día, seco de sed, pasaría, tanto por curi_osi–
dad cuanto por devoción a conocer la Imagen de
la
cual le hablarían
la
noche que pernoctó en
San
·sálvadur
y
de
Ja que mucho
le
contarian
durante
la
ca1nina ta,
sus
co111pañeros~
Por
eso es que
él
desde las alturas de
Attas,
far–
do, .preferiria bajar por
Huayra'cpuncu,
puerta de
aire, seguir pór
Samanayoc,
descanso,
para 'JJasar
por
Chaupin1onte,
n1onte 'central
y
por
Rockeyocc,
espinal. paru
después
de cruzar
Tucu-Tucu_yoc,
bu.
hoy
venir a
caeren la
hcr1nosa
esplanada de.
Occo ...
ruru,
pa1npa
de
berros
(1).
.
. '
Desde
allí
Valero
pudo dominar-
perfecta1i1ente
Huanka
·Ru1ni,
piedra grande,. el enjambre de enor–
~nes
rocas, que
forn1aban lá.caberna
o
gruta
en qne
se
veneraba la sagrada irnagen
[2].· .
·
Pero no adelantemos los ·acontecimientos
y
si~
gamos
paso
a paso al · rico
tninero
de
·Potosí, pro:–
tligiosamente curado por
el
medico Enmanuel.
Hemos visto ·en el capítulo
anterior
cómo
las
últin1as
palabras del
misterioso
personaje en casa .
de Valero fueron:"
Si
deseas visitar1ne,
bzíscame
e11
(1) Todos los sitios
corn~ervan
en el día su@ nombreR a11tig·ues.
(2)
Toda~
la,s
rocaA
fueron veladas para hacer la Iglesia. Et P.
CobarrubiHs en 1906 hizo quitar las q-we
babia
en la plaza a
flor
de tie –
rrn. El· autor de este libro
~stR,
haciendo rlesa.part\car las
últü:na~ qn~
~Hedaban
para niyeJar la plaza
y
const.ruÍI' los lte1·moaos muros de Ja
f~chada,.