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fi6n, en que aparecen enterramiento pre-incaicos acompafiados de

conchas de este genero

36

.

Como se ve, hablamos de enterramien–

tos, de tumbas, pero en el caso presente estos antecedentes no t ie–

nen aplicaci6n, pues no se trata de una tumba. Quizas la noticia

mas aclaratoria sea la del licenciado Felipe de Medina, que en la

relaci6n hecha sobre la visita que efectu6 en

23

de marzo de

1650

a Ruacho dice que hall6 un "idolo"

verde

entre las valvas de

una concha.

~Que

signif icado, que valor tier:ien estas inapreciables turque–

sas? Pudieron ser amuletos, como apunta Wegner, dado que el

azul tuvo en general en el antiguo Per{1 el valor de la fuerza

magica

37

,

al igual que la turmalita lo tuvo entre los chibchas.

Pero al hablar de esto tenemos que entrar en la cliscusi6n del

material utilizado en las estatuas que nos ocupan. Valcarcel

88

se

plantea la duda ante el articulo citado de Ahfeld y Wegner, que,

segun el, atribuian a la sodalita la mayorla de las pequefias esta–

tuas de! antiguo Per{1

39

.

La sodalita no pasa de ser, con respec–

to a esta colecci6n, mas que un detalle curioso que hay que des–

echar corno una posibilidad real. Los mismos analis1s hechos en

la -colecci6n hermana de esta. encomendados por Valcarcel a los

tecnicos, acusan una conformidad cornpleta con la aseveraci6n de

que son turquesas

40

.

Falta a{m, y lo damos tan solo por afan exhaustivo, el error

en que se ha incurrido por algunos

41

,

ya sea por deficiente infor-

36 Manuel Ballesteros Gaibrois:

Un manuscrito colonial del s.

,i;vI

II,

su interes etno_grrifico.

Journal de la .Soc. des Am., 1935·

37

Op.

cit.,

pag.

288.

3.8

Op.

cit.,

pag .

27.

39 Bien J.eido el articulo de Ahfeld y Wegner vemos que se trat6 de

reconocer tan solo como origen de casi toda la sodalita peruana a la mina

pre-incaica {Aihfeld

y

Wegner:

Op.

cit.,

pag-.

292,

fi g.

4)

de Cerro Sa-po.

De notas que mas adelante van enunciando Ahfeld y Wegner se desprende

la imposibilidad de una identificaci6n. La mayoria de Jos objetos de so–

dalita tienen forma plana de 2-3 mm. de g rueso 'POr

6-7

mm. de ancho;

mas raras son las de 3-4 cm. de alto, pero todas tienen un agujerito para

ser colgadas. Por otra parte, el arte de la sodalita es absolutamente otro.

40

Op.

cit.,

pag. 27.

41 Senora N eipen Deiters de Quesada:

Cartas sabre cu.ltura hist6rica

de la America antigua.

Astete Chocano:

Op.

cit.,

pag. 50.