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dro de <:o:;:tumbres. Ha recogido el dato }Jidórico
y
el
detalle emocio11al en el <:ampo mismo de acción,
,ü1
in–
fluencia ele lecturas
y
con brío de
inceúelad, que no
teme decir lo que
ve, nilo que
iente' .
Seguramente
pala.bras generosas del
grm1
Maestro.
Pero faftaba la o
bra parala constatación. Y l a obrn
e ·taba inédita.
·
illo ob tante esta. circunstancia, poco favorab le
a
la perdurabilidad,
y
menos aúu al recuento ele un
e~fuerzo literario, h e creído ob ervar que la opinion lo–
cal, acervamente opuesta, por otra parte, a otras de mi:–
producciones de 0rd
11
doctriuail:ÍO e
ideológico,
habia
h echo siempr
acogedor distingüeuel o p ara mi
t r ayec–
toTia de modesta
i
·era.tura c1ost l'llmhrista.
"Orónica
opúlares"
1
acaso no del todo olvidadas
dentro del 11afivo
mm1
o d
leh'as,-y d
e:-e otro cir–
culo, que podíamos apellidar ele s
~mi--l
tras: el que lee–
no habia merecido aquellas carga· [
¿
de
artill eria
de
grneso calibre?
l
que Cuenca antivanguardista.
~'
herál–
dit:amente católica, uele ha<..:er
llover sobre :uR
hijos
bautizado,, que se permiten aparta11;se del redil .
Aquel signo acogedor me alienta para
:-ta pub li–
cac1on, que
on . inueridad, aJ1 helaría fuese ail:go
<:orno
un pequeño nexo ele acepta1..:ió11
y
simpa.tía
para
<:<>11
Cucuca, la muy amada tierra nativa. Para
uvnea.
no–
ble sola.r que, cm el fomlo , ama el arte
y
al arti:ta
con má. · l'routa clo<:iliclad
ta
1'- z que entro lugar.
Y una ra<zón más, muy
cliseulpa.bk: el m.oor
clel
avtor a
su obra, el hijo esp
iritual, al que quiere
te–
ner a. su
la.do,
y
nó perdido entr
lo~ veric.:uotu~,
de.la~,
al fin, ol
vidadas columna, de los
diario~ untivo~ .
¿Mi
técnica artística?