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El lujo d
1
pai,;aje por el pai:mj , parn
hn c·pr d1·
el
otro
l'~
·m>Oliternrio,
C'OlllO
a par( e,
parece un a pé 11-
dic . inútil
pa.rala vida ele la
bra. Porque el
artp
no
<1,;
geograf
ía ele,c:ri11tiYa.
Y
hasta
b
naturaleza
lta
dP
:>er psicologizacla en la ebra modPrna , c:omo respouclien–
do a aque lla
lejana intuic>ión
lati na:
lacrimr.e
rermn.
'l'ampoeo me parec:e de temlencia, hacer
que <·l
pueb lo hable en barbarismo o en vulgari:;mo-:-;i llO se
ha ele haeer ele e to un arte aparte-. Porque el bar–
uari,;mo ;.' el vulgarismo
c:aen dentro de finalidade. ·
deslindadas para
el
plan de labor del idioma. Son fe11ó–
menos puramente 1wgatiYo. para el habla.. Basta
qul·
el pueblo hahl
<:O)
P"icología, porque ya todo:": precon–
cebimos que ha
1
m
l
Por ejemplo, por lo que
toca
al
pueblo azua.\'O, sahi a "" la gennal
adul tcn1ció 11
qu e•
haee del uso de
rrm1ornbre
d
egnnda per,;oua,
mn–
pleando
la
di
ion
"v
> ''
para. tutear, y eo11corclándo l11
defectuo amPntc c·o11
d
Y
rho; que queda eu la forma
del . ingular: "vo, tiene:;·, "vos traes" .
Y
el indio, cuando
hahle-~'
esto ha de
:-:C'r
clP
pr fereucia para tipificarlo-más del c·aso me
parc<·P
que lo h aga en su propia lengua, a la c:ual no ha
rP–
uunciado totalmente, en ni
nguna región de
la
:-:iena,
que sepamos-. El
indio e.
gra.ve:
y
el barbari1<rno co n
que se lo presenta eu
sc.:
ena, implica ]a contradiC"(' ió11
ele algo como lrnmorizarlo en el ánimo del
lector.
"Cuentos morlac:os" : el ánfora de arc:illa, que an–
tes decía. Ojalá no sea clesheehada., siq ui era para C'{)lo–
tarla en el último departamento de la casa. del
artl~.
M. M. M. C.