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al viajero _que atra\ iesa las e tepa,s ári las de la1

<e

lta

meseta., mi entres en la sorobra hace frío. En ver n ,

a mediodía, es una experi enci a curiosa pon r mm

mano en la sombra, detrás de

Ja

espalda., y la otra

expuesta al sol: pues, en tanto que esta última está

casi abrasada pot los rayos solares, se tiene la sen–

sación de un frío asaz in tenso eÍl la otra. Se goza de

un calor agradable antes de entrarse el sol; pero me–

dia hora después de haber éste desaparecido detrás

de las montañas, se siente frío, y es

pr~ciso

abrigar–

se más. Aun durante el estfo, se encuentra con fre-

.cuenda, a la mañana, el agua cubierta de una capa

de escarcha, de

1

a 2 centímetros de espesor. Así

puede verse a menudo,

ei1

esta época; las montañas

enteramente embozadas de nieve que a veces no des–

aparece antes de mediodía...

«La estación de invierno du,ra de junio a agosto;

corno estío puede contarse, de diciembre a febrero.

«La. presión barométrica,- a una altitud tan consi–

derable, debe ser muy baja... Y, naturalmente, la

extrema rf};refacción del aire tiene una gran influen–

cia sobre los habitantes de la alta 'meseta. Sin em–

bargo, los indios

rara~ente

padecen las afecciones

·que .resultan de esta falta de oxíg.eno y .

pr~sión

at –

mosférica. Son capaces de realizar pesados trabajos

y

ejercicios corporales violentos, sin sentir el

soro–

cho.

lVIas, para el extranjeifo, ya es otra cosa, sobre

todo durante los primeros dfas que pasa sobre

la

alta

meseta. El menor movimiento, un poco vivo, le quita

la respiración

y

acelera lo.s latidos de su corazón. De

/