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EN LA TIERRA DE LOS INCAS

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más que d0s líneas de murallas que impedían llegar a ellos

del lado opuesto a la ciudad. Esto es tanto más ext.raño,

cuanto que G-arcilaso

y

otros dicen que eran tres ·]a::; mura–

llas y que ella.::; constituín.n la •·fortaleza" la que conr:;idera–

ban como la octava maravilla del mundo. Como tengo di–

cho, en un desesperado esfuerzo para recobrar la fortale–

za de poder de ·los iml ios

insurrecto~

.Juan Pizarro

fu~

herido mortalmente

y

de la.s almenas de Muynmarca

s~

. precipitó .el jefe Inca cuando la

vict.oi

·ia de la batn lla se

inclinó a favor de sus enemigos. Fué este el último golpe

al poder ele los Incas.

Las piedras de que está edificada la .fórtaleza de Sacsa–

huamu.n son calcáreas

y

bloque& de ellas se encuentran aún

detrás de los mums de la fortaleza

y

en toda la meseta ad–

yacente.

Es

probable que algunas de la.s piedras de la forta,

leza fueron. recogidas cerca <.le la misma, donde se encontra–

ban natural tnente pero es evidente que las demás fueron

traídas de

lt\S

acantilados de calcáreo que rodean la me–

seta, de tre::;

cuatto~

a una milla

c~e

distancia. Dos caminos.

distintos de

pend~e.nte

regular se éonservan aún y

Gon~

ducen a estos acanti

ado~

d nde las evidencia"' de la cante–

ría son tan claras corno lo on en

Q~rlincy,

eri Mas achusse-

. tts. La. roca es calcáceo

df)

acantilados evidentememte . muy.

cambiada

y

con

fi ~ums

resultado de la accióp íguea, que se

des-pedaza en gran es

o

oques irreguiares, muy agriev.ada

por la acción de la imtemperie. La tierrai losescot1)bros eran

excavados al pie del acantilado

y

cuando los bloques sa

desprendían por su propio peso, eran labrados en parte en

el m'ismo lugar, empujados hacia},la fortaleza

y

coloadas en

su sitio, bloques a medio tajar todavía permanecen en las

canteras

y

algunos en perfectas <.:ondiciones a la vera de los

ca.minos a que me que me he referido.

Que las -piedras eran arrastradas, inferimos simplemen–

te del hecho de que ellos no tenían animales de tiro. Por

consiguiente, las piedras eran tl'awsportadas aplicando la.

fuerza humana. sobre rodillos de piedra o madera y Rmpu–

faclp.s por planos indinados _hasta el lugar de su destino. ,Si

1~

fuerza de mil hombres era insuticiénte para

moverla~,

era,

posible para los

Incas

emplear diez ·vece::; este n(\mero en

P,sa empresa. Los Incas,

aunque,,Garcila~;o

diga lo contrario,

tenían cables y cuerdas y no he visto aquí ni en otras par–

tes que el "tamaño de las piedras no pueda ser vencido por

la fuerza del número. No puede suponerse ni por un instan–

te que los bloques de

c~J.::áreo

fueran traídos del otro lado

del río Yucay, de

15

leguaf? de distancia, cuando-

precisa~