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EXPLORACION E INCIDENTES DE VIAJE
de 27 pies, la segunda está 35 pies más atrás y tiene 18
pies de altura
y
la tercera está 16 pies 'más atrás de la se–
gunda
y
su mayor elevación es de 14 pies. La altura total
de la construcción es por consig·uiente de 59 pies. Estoy
habla.ndo ahora estrictamente de las murallas de lado N.
de la fortaleza. Larg·as hileras de muros se extienden a lo·
largo de las alturas que dominan la quebrada del riachuelo
Rodadero y hay secciones de murallas además de aquellas
que íonnan las terrazas del Calvario· en la cumbre del cel'l'o
hacia el lado de la ciudad. Como estos muros estuvieron
construidos de
piedras regularmente cuadreadas,
fue–
ron destruídos casi en su totalidad y las piedras fueron pre–
cipitadas de la eminencia para la construcción de los nume–
rosos conventos e iglesias de la ciudad mo¡:lerna. La carac–
terística notable de las m'uralla» de la fortaleza, en
:=:u
úni–
co lado asaltable, es su conformidad con las modernas o–
bras de defensa en cuanto al empleo de ·s"llientes, de tal ·ma–
nera que todo el frente de las murallas podía ser defendido
por un tiro paralelo de las armas de los defenF:>ores. }<}sta ca–
racterística no se rnaner.a alguna resultado de la confi–
""uración del
ter~eno
sino de un pl81Tl claramente trazado.
Las piedras q_ue componen las murallas son bloques maci–
zos de piedra calcárea a.zul, irregulares en forma
i
dimensio–
nes i el trabajo es sin duda el más formidable ejemplar del
·. estilo llamado ciclópeo existente en América. La muralla
exterior, como tengo dicho, es la más sólida. Cada saliente
termina en un inmenso bloque de piedra, tan alto a veces
como la terraza que soporta, pero que por lo general sos–
tiene una o mas grandes piedras que sólo son menores que
él en tamaño. Una de estas piedras es de 27 pies dP alto 14
de ancho y 12 de espesor. Las piedras de 15 pies de largo,
12
de
an~ho
i 10 de espesor son comunes en las murallas
éxteriores. Ellas son ligeramente convexas en la cara y
mar<'adamente biseladas hacia las junturas. Las jnnt.uras
por la injuria del tiempo, de los
tern~motos,
de la intempe–
rie y de la violencia, ya no están ahora como estuvieron
siempre tan perfectas como las describen
los cronistas, sin
embargo, se ajustan maravillosamente con una precisión
que se ve rara vez en las modernas fortificaciones. Los mu–
ros interiores están ,compuestos de piedras más pequeñas
y regulares y son menos importantes.
Cada muralla soporta nna terraza, plataforma o relle–
no compuesto de grandes piedras brutas y
el
"ripio" prove–
niente del labrado de las piedras, según pude observarlo en