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DETERMINISMO ERGOLÓGICO DEL ESTILO

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humanas: caras angulosas en el perfil, chatas de prospecto, manos

y

dedos a guisa de rectángulos, las curvas naturales del cuerpo, como el

codo, la rodilla, el ángulo de la nariz, con interpretaciones triangulares,

la estilización en línea quebrada de las espirales de la serpiente. Toda

señora que conoce los trabajos femeninos recibe la impresión, al ver esos

dibujos, que se trate de modelos para el bordado, con la conocida torpeza

y

rigidez de líneas. Ade.tpás, todo el campo esculpido de la famosa por·

toda tiene impreso el carácter de una composición de encajes, no tan sólo

por la yuxtaposición de elementos, sin asomo de tentativas prospécticas,

que aparecen aunque ingenuamente en todo arte primitivo,

y

por el fenó–

meno muy extraño de la· "repetición", hasta 16 veces, del mismo motivo

o personaje, sino también por los elementos, considerados singularmente,

los cuales están ideados

y

ejecutados de la misma manera que los cuadri–

tos historiados de que se compone un trabajo de

filet

de las niñas de hoy.

Muy bien piensa

d

Dr.

KNOCHE

(XXXIX, p. 2) , que los dos

pilares esculpidos que se encuentran en Tiahuanaco a poca distancia del

Akapana son una reproducción de los

moai

de Rapa-nui, y, en efecto,

la

semejanza es innegable, por su naturaleza androprosopa, y el turbante

característico sobrepuesto a

as cabezas. Sin emba,rgo, hay que distin–

guir un elemento nue:vo : la ornamentación. No digo ya que en

la

isla

del Pacífico no se conozcan estatuas con ornatos en relieve o graffiti.

Pero en ellas nunca aparece la estilización de los pilares del Akapana,

verdaderos monumentos ejemp ares del arte textil como fuente de estilo.

No conozco nada mas fiel a la lógica del encaje, en una obra de piedra.

Decididamente, los que han descripto Tiahuanaco e ilustrado sus restos,

han descuidado inmerecidamente las dos estelas puestas al sur del cerro, las

que después de la portada, son las obras más originales y reveladoras del

proceso artístico de qrie Tiahuanaco es el epifenómeno.

¿Adónde se formó esta conciencia estilística? La incógnita no tar–

dará en seducir a los investigadores. ¿Fué importada por inmigrantes

privilegiados, o es una conquista local? Muy hábiles tejedores de fibras

fueron ciertamente gran parte de los Oceánicos. Si se tratase de telas con

ornamentaciones de color, mediante procedimientos tintóreos, la com–

probación resultaría positiva desde ya, comparando algunos trabajos del

Perú y de la Nueva Guinea, que son idénticos tanto por el efecto deco–

rativo resultante, como por la técnica tintórea con que están ejecutados.

No hay por el momento noticias de iguales posibilidades de comparación

en el tejido con figuras humanas

y

animales.

Otro hecho es que las estatuas de Aija

( prov. de Huaraz), que

también llevan adornos en relieve, aunque demuestran una cierta inten–

sificación del mismo respecto a la Isla de Pascua, no han adquirido to-