Table of Contents Table of Contents
Previous Page  254 / 470 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 254 / 470 Next Page
Page Background

232

LUCHA DE MÉTODOS

Ahora estamos en condiciones de explicar una contradicción que,

en la vida intelectual de los peruanos, ha formado algo así como un

punto oscuro: a pesar del valor monoteístico de la ontología oficial del

Inca, no tan solamente los templos regionales, sino también el templo

central del Cuzco (XXX, p.

338-3 3

9), encierran un panteón muy

numeroso. La clave del enigma, que no podía escapársele a la penetra–

ción del estadista argentino (XIV, p.

43),

consiste en que, fatalmente,

toda organización política guerrera, toda nación formada mediante la

conquista, tiende necesariamente a convertir sus templos en almacenes

de ídolos y dioses. Tebas, Roma y el Cuzco ofrecen

el

mismo espectácu–

lo, el

sincretismo.

Naturalmente, con la creación de un estado fuerte

y unitario, al caos religioso se ha substituído también una acabada orga–

nización, que suele presentarse, tanto en el cielo y en el templo, como en

el sacerdocio y el santuario, bajo el aspecto de una ordenada y concreta

jerarquía de poderes.

El caso más instructivo es la historia de Pachacamac. Las excava–

ciones de

UHLE

(XXXI) ya pusieron de manifiesto que los templos de

Pacbacamac t1ueron var·

os,

y de antigüedad desigual.

Se encon r ron e ese valle, y entraron en contacto y en lucha, va–

rias corrientes religiosas : una de

costa, otra de a altiplanicie, y final–

mente la del clan im erialista del Cuzco. El hecho obedece a las condi–

erú, cuyos valles, casi paraklos entre sí, y perpen–

diculares a a irecc1on el altiplano, permiten t_an sólo comunicaciones

en los dos límites extremos: por el camino del agua, en la costa, y por las

escarpadas vertientes fluvia es, del lado de la sierra. Propio de los pes–

cadores ribereños es el dios pisciforme,

el

más antiguo, el verdadero autóc–

tono de Pachacamac (XXVII, p .

181, 233, 234);

síguele un culto

montañés, el Jaguar que se había precipitado por el valle para escapar a

la furiosa persecución del Sol, arrojándose al mar en el sitio

~onde

fué

situado el templo (XIX, p. 603). Tercer hecho y definitivo, la sobre–

posición de la heliolatría inca. Este episodio vale la pena de ser referido:

" Pues como los ingas, señores tan principales, señoreasen el reino

y

llegasen a este valle de Pachacama,

y

tuviésen- por costumbre mandar

por toda la tierra que ganaban que se hiciesen templos

y

adoratorios al

sol, viendo

la

grandeza de este templo

y

su grande antigüedad,

y

la

autoridad que tenía con todas las gentes de las comarcas,

y

la mucha

devoción que a él todos mostraban, pareciéndoles que con gran dificul–

tad lo podrían quitar, dicen que trataron con los señores naturales

y

con los ministros de su dios

o

demonio que este templo de Pachacama se

quedase con el autoridad

y

servicio que tenía, con tanto que se hiciese