PRÓLOGO
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los. Te he imaginado sediento de verdad y muy paciente ante las difi–
cultades del trabajo.
·
Mantente cerca de esta forma ideal. Será el único
premio de mis fatigas, y harás obra de patriotismo.
La economía del libro está fundada en su unidad substancial.
La I parte enuncia el problema y reune los datos para una mirada dd.
conjunto. La II encierra la crítica del método prevalentemente histori–
cista y filológico. La III reseña las tentativas del etimologista, de la
historia religiosa y del método arqueológico. La IV presenta la contri–
bución de etnógrafos, lingüistas y antropólogos.
Abundan las cuestiones especia'les. Encontrarás un capítulo de
malacología (el
X),
otros de crítica de monumentos plásticos apli–
cada a la indagación histórica (Apéndice 4), de hipología (Apéndice 3),
de religión (Vl
JI),
de etnogénesis cqldea (Apéndice 2) , de etnología
(Apéndice 6). Otros tópicos, como el diluvio universal, la orientación de
los.monumentos, el indoeuropeísmo, la paleolingüística,
et caetera,
se en–
cuentran tratados en el texto y en las notas, con mayor
o
menor exten–
s~ón,
pero siempre con método monográfico.
Debo al lector un pmfe sión de modestia. Es ridículo hoy día
pro~
clamarse especialista
e omnibu s rebus.
Mi secreto está en una dedica–
ción de que difícilmente podrá hacerse tina i'dea exacta. En algunas d'is–
ciplinas que no habí c;ulti-eado lo necesario,
o
que desde algún tiempo
estaban apartadas (Je mi ejereitación mental cotidiana, he procedido a
adueñarme de los elementos de juicio, con el
ardor
de un iniciando. He
probado, en uno
o
dos casos, el placer ingenuo de los catecúmenos de
la
iglesia primitiva, que se acercaban al sacramento caracterizante con luen–
gas barbas y cabellos canosos.
Buenos guías he tenido en esta tarea. Todas las bibliotecas de
Buenos Aites han sido utilizadas, juntamente a la del Museo de La
Plata. El Prnf. Rómulo D. Carbia, siempre atento cooperador de los
estudiosos, ha abierto para mí
-
creo
por
primera vez
-
el
sanctum
sanctorum
de la colección lingüística Dobranich. No hallé, sin embargo,
todo lo que me esperaba, ni mucho menos. He tenido que renunciar w
los glosarios modernos de Dielitzsch y Muss Amoldt, y agradezco al
Prof. Louis Delaporte, que ha tenido a bien compulsar para mí esas obras<
y otras en las bipliotecas parisienses. Mi amigo Giuseppe Prezzolini ha
cumplido amablemente su cometido de corresponsal científico desde
Roma.
"Además, no pocas personas humildes, que circulan
por
las calles de
eSta metrópoli, han concurrido con su colaboración anónima; como
ser
vendedores libanitas
y
comerciantes hebreos. Nada
borrará
el recuerdo de