de oro e incrustraciones de piedras preciosas,
como la esmeralda, tan explotada por los in-.
cas; de manera que formaban un trono reful–
gente.
A
las espaldas de este nicho, es decir,
penetrando al interior· de este santuario
de
Ve–
nus, se ve restos de otro semejante, de
las
rnismas dimensiones
y
disposición, donde
se
colocaba; probablemente, la
i~ágen
o repre-J
sentación material del fetiche principal.
Es te nicho exterior tiene una al tura de
2'29
metros_, por
1'50.
de ancho, en la base,
y
medio 1netro en la parte superior, pues que
tiene una configuración trapecial.
G
rcilaso dice que abía cuatro de estos
que llan1 "tabernácu os'', pero no quedando
vestig~os
á que de dos. Segura ente,
las
restant s estar'an entre los
uros del
santua–
rio
del
sor -~
Este adoratorio de " ·Venus y de
las Es-,
trellas" es el mejor conservado, pues el inte–
rior está casi íntegro. La extensión superficial
del interior es de doce nietros setenta
de
lar–
go por ocho de ancho. El muro de
la
parte
del ·
~orte
ha _desaparecido, viéndose sólo el
muro del sur del _santuario de
la
Luna, con el
que .hoy se confunde. Tiene veintiséis nichos'
de formas trapeciales, de
82
cm. de
alto por
46
de ancho, en las bases, y
36 cm. en la par·
te
superior. .
Alrededor de estos muros internos corre,
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