la Luna
y
de las alacenas destinadas para los
objetos anteriormente dichos. Este santuario
era o es gemelo del de "Venus y las Estrellas",
que está más adelante; de manera que se pue–
de inferir que su extensión era de doce me–
tros setenta centímetros de largo, por ocho
de ancho que es la capacidad de dicho santua–
rio de Venus. El resto de este edificio o "ca–
pilla de la Luna" penetra hacia el tem–
plo de Santo Domingo, como puede compro–
barse por la esquina frontera a las indicadas.
escaleras.
El santuario de Venus
y
las estrellas, o
"Siete Cabrillas", como dice Garcilaso, viene
a caer ac1a la galería occidental del claus–
tro de los aj os.
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templa una p e a de e t ada con su, dintel que
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daba acces a U]la callejue1a que separaba los
dos sant
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y
de enus; el final
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esta callejuela · drá notarse penetrando a
los interiores de la sacristía católica, edificada
sobre los restos de ·estos adoratorios.
Pasando ésa puerta se ve la mitad verti–
cal
de un nicho, que Garcilaso llama ''taber–
náculo", en cuyos bordes hay canales y agu–
jeros que, a primera vista, son indescifrables.
Este nicho parece que era estrado de homena–
je, donde se sentaba el Inca en su gran asien–
to de oro, y los canales
y
agujeros menciona–
dos
servían para acomodar en ellos planchas
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