CAPITULO XVII
Tratándose de 1-a lengua h_ablada en el Collasuyo de los Incas,
continuación histórica que fué de las antiguas conglomeraciones
collaguas del altiplano, se debería decir, para ser exactos, lengua
collagua, lengua collana o lengua colla.
Los términos que acabamos de insinuar habrían tenido el va–
lor de
lengua serrana,
en oposición a
lengua quechua
o lengua
de
lJs
valles.
El advenimiento de los términos
lengua y raza aimara,
supe–
ditadores de los términos lengua y raza collagua, colla o collana,
es de mediados del siglo
XVII.
Los jesuítas de Juli publicaron su Catecismo de la Doctrina
Cristiana en la lengua hablada por los indios del Collao,
y
al in–
quirir el nombre con que fué ella designada por los que la ha–
blaron, se les dijo ser
ayami-aru,
en el sentido, acertado, de lengua
(aru)
de nuestros muertos
(
ayani)
o antepasados.
Los que tal respuesta dieron estuvieron en la verdad, siendQ