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R. CÚNEO -VIDAL
La razón de la diferencia que existe entre la postura
sentada
.
del cadáver aimara y la
siipina
del cadáver ario, no pudo ser
otra que la que dejamos enunciada.
Sólo una raza, heredera
d~
cien razas que experimentaron
los apremios de una peregrinación interminable y rodeada de pe–
ligros; peregrinación a pecho de la cual la de los Israelitas en los
desiertos de Arabia y de Siria resúltanos baladí, pudo concebir
el mero acto de
sentarse
como una fruición inefable: .casi sagrada.
Colocado en la postura ritual sentada, acondiciona:do en las
envolturas fúnebres, el cadáver de
curacas
y
pallas
fundadoras
de estirpes, descansó sobre la
tiana
o peaña fúnebre
(huatta
en
aimara, como en el caso de
Coya-hatta
o Coati: panteón de reinas)
al
~ pie
de los enterramientos del común de difuntos, y continuó
asociado en forma extraterrenal
aLaillo
a que perteneció en vida.
.
'
Desde luego, los antiguos peruanos creyeron en la supervi-
vencia del espíritu, o como ellos dijeron, ·del pensamiento
(
yuya-
,
na)
sobre el c erpo, al producirse el fenómenó de la muerte.
Para ellos 1a mu r e
no
cortó los lazos que formó la exis-
'
.
tencia.
Para ellos, el mu tu continuó viviendo en forma misteriosa
y sutil,
~onvertido
en
achachil_a,
la vida solidaria de la comunidad,
y tuvo
~
su,cargo velar en el más allá por el bienestar de sus
aillu–
m.asis
o hermanos de ailló, conjurando los elementos, ahuyentando
plagas y maleficios, neutralizando la acción de los
espíritus
perte,..
n~cientes
a comunidades rivales.
En una palabra: el muerto andino ejerció entre los
d~
su
, sangre la acción benéfica que el
S;anto
venerado en· los altares
ejerce entre nosotros los católicos.
En las
Relacion'es
de los antiguos- cronistas de Indias resalta
a cada paso la veneraicíón que los antiguos peruanos consagraron
a
sus muertos.
Polo de Ondegardo escribe
a
este respecto: ,
"Comúnmente creyeron que las
ánirnas
vivían después de esta
vida;
y
a_sí pusieron excesiva diligencia en conservar los cuerpos
y sustentarlos y honrarlos despúés de muertos.