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..

',

•I

102

R. CÚNEO -VIDAL

La razón de la diferencia que existe entre la postura

sentada

.

del cadáver aimara y la

siipina

del cadáver ario, no pudo ser

otra que la que dejamos enunciada.

Sólo una raza, heredera

d~

cien razas que experimentaron

los apremios de una peregrinación interminable y rodeada de pe–

ligros; peregrinación a pecho de la cual la de los Israelitas en los

desiertos de Arabia y de Siria resúltanos baladí, pudo concebir

el mero acto de

sentarse

como una fruición inefable: .casi sagrada.

Colocado en la postura ritual sentada, acondiciona:do en las

envolturas fúnebres, el cadáver de

curacas

y

pallas

fundadoras

de estirpes, descansó sobre la

tiana

o peaña fúnebre

(huatta

en

aimara, como en el caso de

Coya-hatta

o Coati: panteón de reinas)

al

~ pie

de los enterramientos del común de difuntos, y continuó

asociado en forma extraterrenal

aLaillo

a que perteneció en vida.

.

'

Desde luego, los antiguos peruanos creyeron en la supervi-

vencia del espíritu, o como ellos dijeron, ·del pensamiento

(

yuya-

,

na)

sobre el c erpo, al producirse el fenómenó de la muerte.

Para ellos 1a mu r e

no

cortó los lazos que formó la exis-

'

.

tencia.

Para ellos, el mu tu continuó viviendo en forma misteriosa

y sutil,

~onvertido

en

achachil_a,

la vida solidaria de la comunidad,

y tuvo

~

su,cargo velar en el más allá por el bienestar de sus

aillu–

m.asis

o hermanos de ailló, conjurando los elementos, ahuyentando

plagas y maleficios, neutralizando la acción de los

espíritus

perte,..

n~cientes

a comunidades rivales.

En una palabra: el muerto andino ejerció entre los

d~

su

, sangre la acción benéfica que el

S;anto

venerado en· los altares

ejerce entre nosotros los católicos.

En las

Relacion'es

de los antiguos- cronistas de Indias resalta

a cada paso la veneraicíón que los antiguos peruanos consagraron

a

sus muertos.

Polo de Ondegardo escribe

a

este respecto: ,

"Comúnmente creyeron que las

ánirnas

vivían después de esta

vida;

y

a_sí pusieron excesiva diligencia en conservar los cuerpos

y sustentarlos y honrarlos despúés de muertos.