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precipitada fuga al travez de las escar–
padas montañas, expuestos a las incle–
mencias del tiempo, sin recursos
y,
sobre
todo, llevando en el alma el abatimiento
del fracaso.
El jefe patricio, antes de abandonar de–
finitivamente sus posiciones,
y
como un
castigo para el que faltaba a su palabra,
vistió a dos indios con el uniforme boli–
viano
y
les dejó ébríos sobre el campo
de batalla para que como un botín de gue–
rra fueran tomados por el enemigo ven–
cedor.
La extratagema surtió su efecto: los
patriotas no fueron perseguidos
y
poco
tiempo después se comunicaba al gobierno
de Buenos Aires, que "las milicias jujeñas
de la Santa Federación" acababan de ba–
tir en Uquía a tropas bolivianas, de las
que dos prisioneros habían sido degollados
sobre el campo de batalla.
El patriota Santibañez, "salvaje uni–
tario" que formaba parte de la expedición
de Rojo, fué descubierto por !turbe en su