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así como César quemó sus naves en la fa–
mosa retirada de Egipto para que no se
sirvieran de ellas sus enemigos, los puca–
renses imitaron sin saberlo al conquista–
dor romano: desmantelaron el pueblo
y
derribaron sus casas, enterrando allí mis–
mo los utensilios que no pudieron llevar–
se en su precipitada fuga, con la esperan–
za de recuperarlos mas tarde
y
de recons–
truir posiblemente sus viviendas, cuando
los invasores que nada podrían aprove–
char de esas ruinas abandonaran de nue–
vo la región
y
sus planes de conquista.
Esta suposición puede decirse confir–
mada, pues el Doctor de Benedetti, que
continúa la obra iniciada por el extinto
naturalista señor Juan B. Ambrosetti, en
las excavaciones que hizo practicar en
esas ruinas, encontró algunas ollas, cu–
charillas
y
otros utensilios domésticos de
aquella época
y
que -han sido remitidos al
Museo de La Plata.
Los pucarenses debieron constituir, sin
1
duda alguna, un pueblo perfectamente or-
ganizado, guerreros sí
1
como todas las
tri-