- 59
~
Casa del muerto". Es el panteón que
gúal'–
da las cenizas de su dueño.
Cuentan que un señor Alvarez, casóse
en primeras nupcias con una hermosa jo–
ven, a quien mantuvo secuestrada duran–
te largos años, haciéndola objeto del tra–
to mas salvaje, descargando sobre ella las
frecuentes iras de su espíritu terco
y
mal–
vado. Al fin la víctima terminó su exis–
tencia vencida por tantas amarguras, en–
tregando su alma al Creador, que debe
haberla colocado allá en los cielos, sobre
el trono de los mártires.
Libre del lazo que le ataba en matrimo–
nio con su propia víctima, Alvarez no pre–
cisó de mucho tiempo para olvidar a la
muerta
y,
casó en segundas nupcias, con
una IPujer de carácter irascible que supv
vengar a la primera esposa.
Mujer de temperamento facilmente
excitable, de ademanes resueltos
y
de una
voluntad de hierro, se propuso domar a
la fiera
y,
en poco tiempo, hizo del hom–
bre voluntarioso
y
perverso, el objeto de
todos los vejámenes imaginables.