46
HORACIO H. URTEAGA
saldría de este nudo otro hilo pardo con diez nudillos,
y
en
cada nudo, atado un hilo verde, con los millares de indios que
murieron de los contrarios; los primeros, los de sesenta años
arriba, y los otros, según sus edades, como acabamos de decir.
Y para denotar las provincias de donde eran, pondría troza–
les de diferentes colores, en que se significaba tales o cuales
provincias, porque cada una tenía misturas diferentes, con
tantos nudos como de su ejército murieron en la guerra; cada
pueblo cabeza de provincia tenía su cifra; el primero que ga–
nó tenía un g:ran nudo, el segundo dos, y así los demás; pero el
CUZCO, sabeza del imperio, tenia tres, uno sobre otro. y así,
poniéndolo de color verde al lado de los vencidos, decía que
aquel rey lo había ganado, etc. "
Y
Calancha continúa en un::i.
larga explicación, un tanto confusa,
pero que tiene un tono
de profunda convicción
y
sinceridad, acredüando el valor ideo–
gráfico de la quipugrafía, poniendo de manifiesto, que si bien
no era ducho en .el manejo de los quipus y que los descifraba
con sumo trabajo, por lo menos había llegado a darse cuenta
del valor, trascendencia y complejidad del sistema, que salien–
do de la condición de mero contador, abarcaba todo un com–
pleto sistema escriturario.
Y
así como Calancha, confirman este aserto, Cobo y Gutié–
rrez de Santa Clara, Cieza de León y Pedro Pizarra, y las de–
claraciones de un comisionado tan serio como Vaca de Castro,
y de un virrey tan ilustrado como Toledo.
Unicamente de la lectura d.:! Garcilaso se podría dedncir
que el quipu era sólo un mero contador, y en ínfima parte un
signo ideográfico; pero hay que advertir, como dice Kimmich.
"que una golondrina no hace verano ".·
En 1906, con motivo de una publicación que hiciera el se–
ñor E. Guimaraes en la
Revista Histórica,
sobre el quipu de
Angasmarca, y que mereció
una floja refutación del doctor
Uhle, publicó el doctor Kimmich un magnífico trabajo sobre
los datos de quipugrafía y la trai:>cendencia del sistema: para
él, "
el quipu moderno pastoril es un retoño anémico del anti–
guo quipu contador, o mejo1· dicho, una degeneración atrófica
de él".
Todo lo expuesto y mucho rriás que se puede deducir del
estudio de las crónicas, demuestra la magnitud del problema
jy, por lo mismo que a-:redita el valor ideográfico de la escri-