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HORACIO H. URTEAGA
de un trabajo paciente, descifrar los ladrillos de Damieta y
formar la clave de la antigua escritura geroglífica. ( 3 ) .
En América, no cabe duda, que la escritura geroglífica
y simbólica había alcanzado un desarrollo notable entre los
aztecas y sobre todo entre los mayas. Los extensos códi–
ces aztecas y mayas confirman las tradiciones antiguas, y
dan explicación de los ritos y dogmas do la religión politeís–
ta, mexicana y maya. El profesor Seller lo demuestra con
el estudio y descifración de esos códices y pictografías.
Pero no sólo entre estos pueblos aparece la escritura co–
mo don exclusivo; no, de norte a sur del Continente aparecen
las muestras del lenguaje escrito con pruebas irrefragables.
El
ivampum
y
el
qui pus
peruano son, como lo cree el pro–
fesor Navarro y Lamarca, los precursor es de la escritura
simbólica. Las pictografías revelan después, los principios
de una escritura ideográfica que "expresan sucesión de ideas
y no simple representación de objetos". ( 4).
( 3 ) .-
" Garrick Mal/ery ".-Picture writting of the Am. lnd.
Pág. 25-777.-Id. id.
Pictogrnphs of the N. Am. lndians.
Pág. 19-233-
'·
Deniker ".-RO!ces
o/
M an.
Pág. 137. Cit. por
avar ro y Lamarca.
Hist. Americana.
Buen-::s Aires.-Los materiales de las pictografías
son var iadísimos: dibujaban en las rocas, en pedazos de madera o de cor–
teza de árbol, en las pieles y cubiertas de las chozas, en las armas, con–
chas, vasijas, mantas y demás objetos de uso, y hasta en el cuerpo hu–
mano mismo, donde tatuaba el indio con perfección extraña sus distin–
tivos tribales o totémicos. (Lamarca).
Historio
de
América,
Buenos Ai–
res 1910. Pág. 73 y siguie11tes. Por más que se resista uno a considerar
como signos ideográficos :os pintados o esculpidos en los cántaros, los
hay demasiado extraño-
y
sorpr endentes en algunos vasos de alfarería
chimú, como los est udiados por Patrón.
"Un vaso con caracteres chinos".
Boletín de la Sociedad Geográfica. Tomo
XXII,
1908; en otros de la de
azca o Ancón, como la que se muestra en la obra de
W.
Reiss and
A.
Stubel,
Necró¡1olis de Ancón,
en las figur as 1, 2, 3,
4, 5,
6
y
siguientes
de la planccha número 16 .
I.
figuras 1, 2, 3,
4
y
siguientes de la plancha
número 33, las figuras 1 y siguientes de la 33a, y la figura de la plancha
número 49. Tomo
II
de la obra de Stubel,
Necrópolis
o/
Ancón,
etc. Los
palos pintados que
describ~
Briton
(Library
o/
Am. Ab. History.
Vol. V.,
y las aseveraciones de Acosta sobre la confesión auricular de una india
auxiliada con un manojo
dt>
quipus,
y
el testamento de Huayna Capac,
cuyas condiciones sa escribieron en un bordón. (En Cabello Balboa.
Hist.
du
Pérou,
París) .
(4
).- Véase, ademá::. el artículo
"Las necrópolis
en
el
a·ntiguo
Perú",
en
BOCETOS HISTÓRICOS,
t.
I.