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BOCETOS HISTÓRICOS

237

Pero no era sólo el arranque de Ja fruición y el arroba–

miento de amor y de ensueños lo

que iluminó su mente

y

transformó en música su pensamiento; toda la profundidad

de su concepto acerca de Dios y del amor celeste, toda · la

exaltación que debe poseer y agitar el alm2. del místico, an–

te Ja posesión de lo divino, se revelan en otro género de sus

e critos fragmentados desgraciadamente,

y

que nos quedan

apenas, como los resplandores fugaces de una luz que ha bri–

llado muy lejos. Dice así:

¡

Oh, mi Dios, si yo te amara

¡

Oh, si te amara mi Dios

!

Y amándote me qu.edara

Ardiendo en llamas de amor ....

¿

Cómo te amaré, Señor,

Siendo yó tu criatura,

Siendo Tú mi Creador !

Es el mismo eco,

la misma cadencia,

el mismo pensa–

miento arrobado, poseído, f.erviente, de Teresa de Jesús en

sus deliquios; sólo que la Virgen de Avila ha tenido la suerte

que sobrevivan a su amor, y Rosa de Lima apagó su llama

con su aliento y su palabra de humilde caridad.

En Ja Santa Iimefia, seguramente que habían hecho im–

presión los romances que se recitaban por las

gentes españo–

las

de la Ciudad de los Reyes, que importaban los cantares de

la Patria del Cid; en muchas de las composiciones de la tier–

na niña, se ofrece la ligereza de sexasílabo, con toda su gra–

cia y armonía:

Joven celestial (

2 )

Vuela al Creador,

Dile que sin vida

Ya viviendo estoy;

Dile de mis ansias,

(2) .-Se refiere al Angel de la Guarda, según sus biógrafos.