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HORACIO H. URTEAGA

poco después, siguiendo, como las primeras, la ruta del Occi–

dente, y cuyos restos

quedan todavia visibles en la isla de

Pascuas, a 2,500 millas de la costa de Chile, isla que conser–

va todavía los monumentos de piedra del mismo estilo que los

de Tiahuanaco, y cuyos

ídolos monolíticos manifiestan que

era el mismo pensamiento religioso el que animaba a los

artistas que los esculpían ( 5 ) . Tentados por la exhuberan–

cia de territorios riquísimos, principiaron a iniciar luchas

terriples disputándosse palmo a palmo el terreno que habían

menester para apacentar sus ganados primero y para culti–

var los

frutos

de la tierra, después. Oscuras tradiciones

contaban todavía

en los tiempos de Cieza

las

rivalidad~s

cruentas de las razas de Collas y la dominación, después de

luchas terribles, de Cari y de Zapana; pero estos capitanes

de los Collas aparecen todavía en la tradición como muy

posteriores a más remotas dominaciones, supuesto que los

indios contaron a Cieza que " cuando estos antiguos jefes

lucharon con los indios del Collao, tuvieron que conquistar

cho entonces, difiere nuestro modo de pensar de esa época a la actual,

en la preponderancia que enton ces dábamos a

las corrientes de inmi–

gración del Norte, que no eje1·cieron

influencia en

las antiquísimas

culturas desarrolladas en la sierra del sur del Perú, ni

impidieron

la expansión de los kechuas, primero,

y

de los collas, después.

(3) .-La altura es otro factor poderoso en la evolución de la len–

gua;

así como aquella crece sobre el nivel del mar, vemos que

las

consonantes se multiplican

y

los sonidos son más ásperos

y

explosivos.

En la costa predominan las vocales,

y

en las regiones andinas las con–

sonantes explosivas.

El sonido no está en r elación necesaria con la

idea, pues los sonidos ásperos expresan tdeas sencillas

y,

al contrario,

las simples

ideas aterrádoras.

Barranca.

Lingüística

Pe1-uana.–

Raíces Kechuas.

Boletín de la Sociedad Geográfica,

T. XXXI;

trim. 1,

pág. 8.

( 4 ).-Véase

El Pe,·ú primitivo

y

los descub1·imientos en la isla

de Pascuas

.

El

.f'.3nÍ.

BOCETOS HISTÓRICOS por H. H. URTEAGA, pági–

nas 303 - 308.

(5).-Véase los diligentes trabajos del doctor L. Villar

Lexicolo–

gía Keshua--Uirakocha,

1887,, del doctor

Patrón.- Huirakocha.

Bue–

nos Aire:;, 1901,

y

el estudio de mi inteligente amigo Luis E. Valcár–

cel

J{on, Pachacamac

y

Uirakocha,

sin aceptar en este último la ex–

plicación del concepto del Pachacamac de. los yungas. Véase nuestro

estudio,

El fetichismo

de

los yungas y los huacos simbólicos de Nazca

y del Chimú.

Boletín de la Sociedad Geográfica. T.

XXXII,

trimestre

II

y

111, páginas 165 - 182.