EL AYLLU
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vación se ha hecho valer en el estudio de los
túmulos de Europa y norte de África, para
combatir la teoría del
«
pueblo de los dol–
mens
)>,
que atribuía á una sola rama étnica
la iniciativa de los monumentos megalíti–
cos.
En· los grupos aymaras subsisten aun las
libaciones y ofrendas en la tumba de los
muertos. Rero estas prácticas ¿son origina–
rias de los primitivos pueblos que se han
perpetuad0 a través del tiempo y de las
variaciones sociales, ó han sido copiadas de
los conquistadores ? Es innegable que las
ofrendas mortuorias se encuentran en las
sepultaciones de los antiguos aymaras,
como lo denuncian los túmulos de los
chull–
pas
donde se encuentran vasos y ánforas y
platos que hacen suponer que depositaban
comidas y bebidas. Tales ofrecimientos fune–
narios, quizás se practicaban, no sólo en