DE LA
LENGUA AMERICANA' EN PARTICULAR
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presume el ·eñor l\'ledina la publicación ele
Ja,
carta ele aquel
famoso comun ro del Para.guay, que pereció en un cadalso en
L ima., por b<tber difundido allí las idea de la libertad comunal
proclamada
y
ofocadas como en la metrópoli. Tal vez, como lo
in inúan otro., fué á causa de no llenar e alg·nmt d
la
forma–
lidade ' legales para la publicacion le lo
impre os. Inclinaría
á
a.ceptar esta última hipótesis
la
circun. ta.ncia
el
que, como ha –
brá podido notarse, con excepción del primer libro, ninguno
lleva la licencia real, que 'egún lH
leye de indias era requi ' ito
indi pensable para imprimir
:r
publicar
f'D
m ri ·a. E un pro–
blema que queda todavía por aclarar.
Otro problema que se lig·a con el anterior
y
qu
no ha ido
aún bien dilucidado, es, si hubo ó no cli,tinto
ta.lleres de tipo-
0-rafía en la
misione~
je tú ica del Paraguay. La exi tencia dE>
varias edicione con eñalamiento de lugar, así lo harfa pre n–
mir. En efecto, como e habrá notado, rle pué d 1 primer libro
que lleva la ele ignación general de «En la doctrina
»
(del Pa–
ra!!"uay)
·on la ele ignaci n expre a del luo·ar,
i co xistie e la circun tancüt
edicione
simultánea., el punto quedaría resuelto <le hecho.
Pero e qne la ecliciou -
se ·uceden con intervalo de a.üo , lo
qne indica.ría que la imprenta pudo er ambulante. Por otra
parte Ja
imilitnd de todos lo · tipo · empleados eu la diversai,;
impre ione qu nrnrcan un origen común, mue tran que ólo
exi tió un taller úni ·o, al menos de fundición. Pero la carta de
Piera ante · in erta., sumini tra ademá de la prueba ele la exis–
tencia de la imprenta misma otra d
inducción,
y
e , qu ha–
biéndose encontrado vestigio de la imp1-enta
n la 1VIi'ione
{le pués de la. expul ióu de Jo
jesuítas, tan ó1o en el pueblo ele
.anta María la lVIayor
e
ig-ne que tan ólo allí existió real–
mente, aun cua.ndo ludo trasladarse por accidente de un punto
A
otro, como e tra la,daban lo · pueblo mi. mo, de las mi ione
CAT.
RAZ. -
T. lll
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