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cu
:n
tra
1\>S
matcr1aks qu e
\'all
á
cla–
bor:1 r
la nr-;ociaci<'rn de
ideas
i
la me–
t~forn. Pé~ra
sen' irnos de
un ejempló,
si quisiéramos d:1 r
la
idea
de un ·
pe–
rro,
i
que nuestro
instrumento fuese
1111
lapiz, tn1zaría111o:s
l'!
1·etrato
dc.:I'
anirnal,·[lo
que han
hech o
los
i11vcu–
ton~s
de los jeroglíficos]: cosa c;uc
han
cfcc:tuado
en la escritura
ideo–
gr:Hicft los
chi n c~s,
los eg ipcios,
los
\.'.él
1;1
p a s,
de .
Si
11uc
i.roinsl rumento
foera
el
jesto, tra tariarnos de imita 1·
<tlguno de
sus
actos v isibk::. ma s
cn–
ractcrísticos,
come
morder, mover
la co_la,
cami11;tr
en cuatro pies
cte.
(lo que hacen
lo~ s~>n] os-mudo11;.)
Sj
nuestro instrumc11 to fue se la voz, di–
ríamos,
bow wou,
huau-buau
co1110
los
n1ños,
i
como nuestros indios
para
el
gato, que ele
miaú
k m hecho
misi,
1los
chinos
i
egipcios
que le Jlarnan
maii.
A la
fac'-·ic'>1; ,<.·ti111 0Vig-icn,
que no
puede mcn.•c<.T créc)ito ni prete nder un
valor
científico
pc:rt.c nect n los
P a dn::s
descalzos,
auion.:s dl'. un Vocal)lllariu
pollglota
i11cáicoJ
co11
100,000
pala–
bras,que
la
prensa
ha
s;il ud ndo corn o
una obra
monúment a l.
El tnl
voca–
bulario con su
deficiente
pr<~logo,don
de no se
mcncinn:111 .
los
n ·nladcrns