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APOLOGIA PERFECTIONIS

7

mino

á

ésta con

fa

verdaderamente inge–

niosa réplica y satisfacción á verdaderas ó

fingidas sospechas que tan reales y agrava–

das iban á parecer apenas salida á luz la no

sabemos si tercera ó cuarta de Barcelona;

pero que en su misma ingeniosidad y doblez

presenta más señales de ardid de quien se

cura en salud, que de oportuna satisfacción

ó réplica. Dígase lo mismo del encabeza–

miento de la

F e t;ie. erratas

que se pone al

fin de dicha edición barcelonesa; y suena

así, copiado textualmente con sus corchetes

y todo: «Errata, qure irrepserunt, partim in

impressione Romana [quam pro originali

habuimus] partim in hac, sic corrige.» Se

nos figura que no se necesitaba tanta afee·

tación de escrúpulo y servilismo en la re–

impresión de una obra, para muestra evi–

dente de que hay seguridades

y

alardes de

exactitud que sólo sirven para engendrar

dudas y desconfianzas en el ánimo más im–

parcial y menos malicioso.

Lo cual asentado, y dando, en conse–

cuencia de lo discurrido hasta aquí, por

muy probable lo que nos contaba. el autor

de los

Hechos de Carmelitas,

sobre la supo–

sición ó.falsedad de las aprobaciones

y

edi–

ciones de Roma, pasemos al

pur.to

de las

«graues injurias contra la Compª de Jhs»

de que nos hablaba el mismo, y que es po–

sible que no todos los lectores las descubran

en la

Apologia,

cuando no sea que se ima–

ginen hallar en ella todo lo contrario. En

efecto; cuantas veces menciona el apologista

á la Compañía de Jesús por su propio nom–

bre, todas es para alabarla, como puede

verse, por ejemplo, á las páginas

119,

195 , 243-245

y

248 ,

Pero eso no quita que

toda la

A pologia

tenga una apariencia de

violenta y continuada invectiva contra la

Compatiía de Jesús, tanto más sensible,

cuanto más embozada. «Comparuit scilicet

in Polonia anno Domini vigesimo quarto

supra millesimum sexcentesirnum epístola

qureda Theologi anonymi, ad quendarn

magnatern... .

»,

dice el buen Polaco en su

Introducción.;

y añade luego con toda ad–

vertencia y corno con ánimo de despistar á

sus lectores: «Ne q uis autern suspicetur;

acrius iusto

a

me scriptorern perstringi,

fateor me no personam, sed doctrinre teme-

ritatem perstringeré; non enirn de Theo–

logo mihi cornpertum est quis nam sit:

omnino autern mihi persuadeo non Reli–

giosurn, dubito autem Catholicum esse, vt

pote qui passim suarn Epistolam dictis

h reresim redolenti bus resperserit: so1et

autern esse hrereticorurn fraus, sub specie

Catholicorum sua scripta prodere...•»

Mas no entendemos cómo, siendo verdad

lo que se nos asegura en estas palabras,

luego en el texto, y precisamente después

de haber establecido la siguiente proposi–

ción: «Maneat ergo, psalrnodia potissimíí

esse opus dilectionis"Dei

&

proximi propter

Deurn, atcp adeo no posse ali a opera ex

hoc, q uod dilectionis Dei,

&

proximi propter

Deú opera sunt,

psalmodi~

pricferri », se

pudo atiadir, á ;manera de quien triunfa :

«Sed age psalrnodiarn doctrin re,

&

prredica–

tioni conferarnus, ex quibus Author omni–

bus aliis Religionibus sua

pr~ferre

conatur»

(página 10), y venirnos, algo más adelante,

con que <mon satis est Authori psalmodia

carere, sed etiarn ex hoc ipso ( quod sane

a ures horrent) , ijs Religionibus, q ure psalmo–

dia die, ac nocte Deo iubilant, ac modulan–

tur, sua Religionem pric ferre vult,

&

audet.

Quod etiam facit quoad ieiunia, abstinen–

tias, rnacerati ones carnis,

&

arctarn pauper–

tatem. No enirn est tíbi satis Religiosurn

delicatulurn esse, diuitijs ,

&

si in Comu_ni–

tate abundare, communitatibus potiri, abs–

tinentia, ieiuniis Regularibus carere, Psal–

modire operam non dare,

a

vigilijs noctur–

nis abstinere, vitam in victu,

&

vestitu,

cum ijs, qui in sreculo degunt communern

g~rere;

sed etiam ex hoc ipso, proh Deus,

ijs se se prrefert, qui omnia propter Chri–

stum reliquerunt, vt nihil.etiam in commu–

nitate possideant....

»

(pág.

I

3).

Es necesario estar ciego para no ver que

todo esto va flechado directamente contra

la Compañía de Jesús,

y

dirigido de rechazo

contra sus individuos cuanto <<acrius iusto»,

y

con razón 6 sin ella, se imputa al anónimo

autor de la

Carta

en todo el texto de la

Apología,

verdadero empedrado de «graues

injurias» contra é l y contra la Orden reli–

giosa que se supone que trata de recomen-.

dar al desconocido Magnate con daño y es–

carnio de las demás.