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APOLOGIA PERFECTIONIS
quam.... scripsit
Nicolaus,
bis editam fuisse
Romce.
Nam statim distractis omnibus fere
exemplaribus, iterum edita ibi est,
in-4.º
anno 1628. tertio in Hispania, &c... .» (u,
494 ).
Muchos son los reparos que pudieran
oponerse á este artículo del insigne biblio–
tecario; pero bastan á nuestro propósito
estos tres. Si era realmente Fr. Nicolás de
Jesús el autor de la
Ajologia,
¿por qué se le
llama Fr. Nicolás de Jesús María tanto en la
portada como en las licencias,
y
aun é l
mismo se firma en la dedicatoria «F. Nico–
lavs a Iesv Maria»? Si es verdad que la
obra se imprimió «bis Romre, postea Pari–
siis, deinde Barchinone», ¿cómo puede
serlo que saliera «tertio in Hispania»? Si
el título de la primera ed ición era
«Pro–
pugnaculum Religiºosorum:
sive
Aurea Me–
thodus..•.
»,
¿cómo se explica que en la li–
cencia que se dice dada en Roma,
á
2
S
de
Noviembre de 1626, para esa primera edi–
ción, por lo visto, nos ·certifique el P. Ge–
neral de los Carmelitas que aprueba «Li–
brum hunc inscriptum Apología perfe–
ctionis vitre Spiritualis»;
y
que su autor
mismo nos avise en la
Introducción,
dis–
puesta igualmente, según parece, para esa
edición primera, «titulum volui prrefigere.
APOLOGIA PERFECTIONIS VITfr: SPIRITVALJS
SIVE PROPVGNACVLVM OMNlVM R ELIGIONVM
1
MAXlME MENDICANTIVM ?»
No son menos curiosas algunas reflexiones
á que se presta la obra misma, tal cual la co–
nocemos. Lo primero de todo, lleva a l prin–
cipio la siguiente advertencia: «LECTOR!
S. lTERVM libellus hic lucem aspicit. Quid
commentitia de clandestina editione calu–
mnia valeret? Palam profertur veritas: nec
qui bene agit, odit lucem, aut reformidat
examen. Prodierat nuper líber iste Romre,
vt in prresens: at anonymum aduersus
quem scribitur, nescio qu re suspicio incessit,
non fuisse id Superiorum permissu factum .
Quid ei defuit? ipsam prodeundi licentiam
gerebat in fronte. Tuam fidem, anonyme,
putastin auctorem adeo perfrictre frontis,
vt tum splendidum mendacium, cuius pu–
blice argui posset, non erubesceret? vel
adeo dementem, vt librum bonü, nulliusque
censurre metuenté clam vu lgaret, cui us
palam edédi licentiam probe sciret sibi non
denegatum iri? An ideo dubitasti, quod
eam non ipse Sacri Palatij Apost. Magister,
sed eius socius impertiuerat? Excusa igno–
ratiam facti: ne,sciebas longinquis in regio–
nibus constitutus illam Romre ab eorum
alterutro concedí . Sed iam dubitare desine:
ips~
Sacri Palatij subscri[p]sit Magister.
P~rlege
quod hoc ?peris est,
a~q
ue
er~orem
d~Eone,
teq. neqmcquam ventatem 1mpu·
gn are cognosce.... »
Carece de fecha esta advertencia; pero
no puede dudarse que debe de ser del año
de 1628, cuando quiera que se supone
haberse escrito para la segunda edición
ro–
mana,
y
ésa hubo de hacerse cabalmente
«anno 1628», según Fr. Cosme. Por lo cual
creemos no ir muy errados al asegurar que,
si algo valen las frases «Prodierat nuper»
y
«statim distractis omnibus fere exempla–
ribus», la primera debió de hacerse tam-
'
bién el mismo año, ó á fines, cuando más,
del anterior; tal vez con posterioridad
á
la
muerte de Fr. Nicolás de Jesús, ocurrida,
según el autor de la
Bibli'otheca Carmelita–
na,
en Cracovia
á
los 5 de Octubre de 1627.
Solo puede oponerse á esto último la cir–
cunstancia · de que, si damos crédito á lo
que se nos dice en la advertencia, esa pri–
mera edición la procuró y diri"gió induda–
blemente ei: mismo autor en persona. Pero
¿es cierto que él tuviera parte en ella? ¿No
pudiera ser. esa misma circunstancia, ó, por
mejor decir, su noticia, deslizada aquí por
descuido, un dato más, ·sobre los anteriores,
en comprobación de que hay encerrado al–
gún misterio en todo esto del autor y edi–
ciones de la
Apologiºa
!
Como quiera, es muy notable que en el
corto espacio de tiempo que hubo de me–
diar entre una y otra edición romana, pu–
diera tener aviso, cuando menos, de la pri–
mera el autor anónimo de la
Carta
«
lon–
ginquis in regionibus constitutus», exponer
sus sospechas (de creer es que en público, y
acaso por escrito) sobre lo legal ó ilegal de
su impresión, y hacer que llegaran ésas á
conocimiento del redactor de la advertencia
antepuesta á la segunda. No es menos no–
table,
á
nuestro juicio, que diera la casuali–
dad de que fuese menester preparar el ca-