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ARTE DE LA LENGUA GUARAN!

35

rios, empolvados códices y libros rarísimos

de hallar, para la cual ni tuvo tiempo el

P. Ovalle, ni tuviera acaso paciencia, y me–

nos gusto, cuando no la rechazara, como es

de creer, por indigna de su vocación y es–

tado, hay, si mucho no nos engañamos,

una distancia inmensa, que no bastan á

franquearla cuantas consideraciones pudie–

ran oponérsenos en contrario, inclu a la del

caritio é interés por el esplendor de la fami–

lia, en que se funda el bibliógrafo chileno.

Por lo que hace á los pormenores tipo–

gráficos, nada hallamos de

extrat~o

en que

un mismo impresor se valga de unos mismos

tipos en dos obras diversas, ni en que im–

prima las dos en un mismo tamaño. Algo

más de extrañar es la coincidencia de que

fueran parientes sus autores, que llevaran á

imprimir sus obras á la misma imprenta,

que ésas se imprimiesen justamente en el

mismo año, y que, por fin, convinieran

ambas, al parecer, hasta en la materia; pues

si, como advierte Medina, es «netamente

chilena» la de los

Arboles,

dicho se está..que

no podrá serlo menos la de la

Histonca

Relaáon

Del

R e;•110 de

Chile.

Tanto no lo es, que puede asegurarse que,

en realidad de verdad, sólo ella merece el

calificativo de« netamente chilena». Pues

los

Arboles

de los Rodríguez del Manzano,

Pastenes y Ovalles nacieron y crecieron en

Europa , unos en Italia y otros en Espaiia,

ni fueron tra plantados á Chile sino allá

muy tarde, cuando llevaban siglos de flore–

cer y dar fruto por acá. De ahí lo que no _

podía menoS:de suceder: sto es, que lama–

yor parte_de las noticias del Dr. rtiz sean

exclusivamente turopeas, y que en lo más

ele

~u

libro nos haga andar por Génova,

Ledesma,

Salam~nca,:Ávila,

etc., sin con–

ducirnos hasta última hora, y por bien poco

tiempo, á Chile. Y esto puede servir de

prueba de que no hubo de ser mucha la

mano que tuviera el P. Ovalle en el nego–

cio:de los

Arboles,

dado que tuviese alguna;

pues no nos atrevemos á_negarlo ni á afir–

marlo·en absoluto.

Respecto á las demás coincidencias, como

no las queremos atribuir á pura casuali–

dad, ocúrresenos si, por ventura, el Dr. Or–

tiz de Ovalle (que debía de residir en Ita-

lia), sabedor de que se hallaba en Roma

un Chileno ilu tre, algo pariente suyo, y

en quien se juntaban los apellidos de Ro–

drfguez del Manzano y Ovalle de Pastene,

los mismos precisamente que se leían en

las hojas de sus

Arbo/, s,

habría ido á verle

para, de paso que cum plfa con los oficios

del parentesco, darle cuenta del libro que

acababa de escribir, y pedirle algunos datos

más con que enriquecerlo, ya que no tu–

viera tiempo para hojearlo y corregirlo á

su placer, si lo juzgaba digno de la impren–

ta. Juzgado tal por el Chileno, y hechas,

quizás por él, ó por el propio autor algunas

correcciones y añadiduras en el manuscri–

to, pudo muy bien suceder que convinieran

los dos en que el impresor Franci co Cava–

llo, que corrla con la

e

tampa de la

Histo–

n'ca

Rdacion,

se encargara también, corno

práctico en la lengua castellana, de la im–

presión de los

Arboles.

3736.-Arte de Ingenio, Tratado de

la Agvdeza. En que se explican todos

los modos,

y

diferencias de Conceptos.

Por Lorenco Gracian. Dedicala al Prin–

cipe Nuestro Señor. Con Privilegio en

Madrid, Por luan Sanchez, Año

I

642.

Acosta de Roberto Loren\;'O, Mercader

de Libros.-En 8.

0

,

de 152 hs., s. 8 p. n.

EL

P.

BALTA AR

GRACIA .

Véan e Latassa

(m,

268-69)

1

Backer

(1, 2221)

y

Sommervogel (D.,

I ;

B.,

111

1

1647;

1x,

948)

1

como también, más adelante,

«El

Hcroe ....

»

y

las

«Obras de

Lore111;0

Gra-

úan....

».-Es curioso que, habiendo escrito

tantas

y

tan notables obras nuestro autor,

sólo hablen de é ta Alegarnbe (pág. 549) y

Sotuelo (pág.

102).

3737.- Arte de . la Lengua Guarani

por el P. Bias ,Pretovio

de.Ja

Compañia

de Jesus. 1696.-

.EL

P.

PABLO

RESTIV

(?).

Así lo afirma Torres Saldarnando, según

el cual, «en 1696 publicó con el anagrama