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ARTE Y GRAMATICA GENERAL

Efectivarnenle: de los trabajos lingüísti–

cos del Alférez-capellán no tenernos más

noticias que las que

á

él se le ocurrió dar–

nos¡ y, dicho sea con toda franqueza, nadie

hay tan créd ulo que se fíe de sola su pala–

bra: tales fueron los ernbu tes con que trató

de engaf1ar á nuestra Corte para que oficial–

mente se le declarase por el único hombre

notable y providencial que pisara la tierra

de Chile. Pase, pues , por una de tantas

invenciones suyas la de sus

Artes, Vocabu–

larios

y

Sermo11es.

No podemos decir lo mismo de la

G1·a–

mática , D icáo11art'o

y

Obse1-vac1'o11es

del

P. Vega.-«Scripsit magno commodo alio–

rum

Artem Grammaticam; Dicti'onarium;

cP;

A111zotatz'o11es quasdam Li11gttOJ Cln'le11-

sis »,

dice ya A legambe (pág.

147),

á quien

copian ó siguen sin dificultad lodos nues–

tros bibliógrafos , desde Sotuelo (pág.

27

3)

basta Sommervogel (vm,

528);

y aun toda–

vía, según Torres Saldamando, su

«Arte

y

vocabulan'o de la le11g11a de Chile con algu–

nas mzotac1011es....

se conserva inédito en

el Archivo nacional de Lima» (pág.·

90:

cfr.

Enrich,

B i'st.

de la Comp. de :Jesús eu

Chile,

1,

97).

Si esto fuera cierto, pues no

parece ·que Medina lo tenga por tal, nada

más sencillo y seguro para salir de dudas

en punto á lo que el P . Valdivia se aprove–

chó de los trabajos de su compañero de

estudios y fatigas, que el cotejo de lo im–

preso con lo manuscrito.

E n la imposibilidad de hacerlo por nues–

tra parte, hemos de advertir lo primero que

el • magno commodo aliorum

»

de Ale–

gambe, más bien ha de interpretarse del

servicio que, á falta de cosa mejor, presta–

ban los papeles del P . Vega á los que se

disponían á entrar en las Misiones de In–

dios, que del que pudieran proporcionar á

qu ien más adelante emprendiera, ó enton–

ces mismo trajera entre manos, una obra

acabada y perfecta sobre la lengua de Chile.

T ambién es de advertir y tener muy pre–

sente lo que de los seis primeros Padres de

la Compañía qlle el año de 1593 pasaron á

aquella Provincia, nos refiere el P. Lozano

en su

Ht'st.

de la Comp. de :Jesus del Pa1·a–

guay,

donde muy al por menor describe el

modo como empezaron á ejercitar su minis-

terio apostólico, «no solo con los Españoles,

sino con Ja gente mas desvalida, quales son

los Indios, y Negros.-Para esto (dice) se

aplico desde luego el Padre Luis de Valdi–

via a aprender la Lengua Chilena con in–

crelble tesan, y aprov cho con tanta felici–

dad, que a los trece dias pudo olr con satis–

faccion confessiones en ella, y a lo veinte

y ocho empezo

a

predicar con singular

expedicion, lo que assombro

a

quantos le

oyeron, por ser aquel Idioma tan diferente

del Español, y Latino, y aun de los otros

circunvecinos, que no confronta en una

sola diccion. Tomo a su cargo la instruc–

cion de los Indios en su propia lengua, en–

señandoles en ella el Catecismo, cosa hasta

entonces nunca vista, porque siempre se

les avia enseñado la Doctrina Christiana en

Lengua Española, que como entendian me·

nos, quedaban menos capaces de los Sagra–

dos

M

ysterio

¡

pero aora daban muestras

de su habilidad, y que no eran tan rudos,

como muchos imaginaban, aco tumbrados

a medir su capacidad por la mayor, o me·

nor facilidad, con que entendian,

b

se ex–

plicaban en nuestro Idioma.... Con la expe–

riencia de lo que con los Indios amigos

lograba, se encendio en su pecho un ardiente

deseo de reducir a toda la Nacion, sin ex–

ceptuar a los mas rebeldes: y

fue

labrando

tanto, que le hizo atropellar casi irnpossi–

bles.... A la verdad, el ministerio que lleva–

ban mas recomendado [ los de Ja Compa–

ñía], assidesu 1agestad, como de nues–

tros Superiores, era este de los Indios, y

fue

esta la razon de emprenderle con tanto

empeño¡ pero entretanto no echaban en el

olvido las <lemas condiciones de gente, que

hay en aquel Reyno, procurando no dexar

ninguna, a que no se extendiese su zelo.

Porque el Padre Gabriel de Vega, sugeto

de gran virtud, con igual literatura se aplicb

al ministerio de los Morenos,

b

Negros, ya

libres, ya esclavos. El Padre Luis de Es–

te! [I]a se enc¡irgo del Catecismo, y ens€–

ñanza de los nifios , ·para quienes se abrio

Escuela: y los Padres Pifias, Olivares, y

Aguilera, se exercitaban con los Espafio·

les....

»

(r,

160-162).

Q uizás haya alguna exageración, no lo

negaremos, en lo que se nos cuenta de la