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ARTE Y GRAMATICA GENERAL
de la guerra otros sacerdotes, de cincuenta
veces no le acompañaban una, máxime el
P. Luis de Valdivia, el cual por su mucha
edad é indisposiciones y por los muchos
cargos que tenía, le fué fuerza estar siempre
en tierra de paz''. Llama la atención que
Valdi via en sus trabajos lingüísticos no se
refiera en parte alguna á los de su compa–
ñero el P. Gabriel de Vega, que pasó con
él á Santiago Ja primera vez, que escribió
también sobre la lengua de nuestros indios
y que falleció más de un año antes que
aquél diese á luz su
A1·te )' gramdtica ge–
neral de la lengua de Chile.
Valdivia, sin
duda alguna, ha debido disponer de los
trabajos del P. Vega. ¿Hasta qué punto se
aprovechó de ellos? Sin tener aquéllos
á
la
vista, cosa que no es posible, no es fácil
decirlo¡ pero de todos modos es muy ex–
traño el silencio observado á ese respecto
en el
Arte
y
gramdtica
de 1606. Y tal es la
observación más fuerte, á nuestro juicio, .
que pudiera hacerse en apoyo de lo que
asienta Parisi. Para que éste hubiera sido
víctima del plagio que insinúa, sería nece–
sario que Valdivia se hubiese aprovechado
de manuscritos, ó de trabajos impresos del
capellán del ejército, que jamás existieron».
Así escribía Medina el año de 1898 en su
Bibliot. Hisp.-Clzil.
(págs. 191-92), repro–
duciendo casi á la letra lo escrito ya el
de 1894 en su
Noticia
(págs. 39-42).-En
ese intermedio daba, además, á nueva luz
los
Nueve Sermones
del P. Valdivia, con
un curioso
Prólogo,
en el que leemos lo
siguiente: «En el orden cronológico [de
obras sobre la lengua araucana] corres–
ponde el primer lugar á Ja
Gramdtica,
al
Diccionano de la Lengua cln'le11a
y á unas
Observaciones para apre11derla con ma;•or
faci!t'dad
y
elegancia,
que para instrucción
de los misioneros escribió el padre Gabriel
de Vega, uno de los primeros jesuítas que
llegaron á Chile en unión del P. Valdivia.
Se ha dicho que alguno de estos trabajos
del P. Vega vió la luz pública, y no falta
quien asevere que aun se conservan sus
manuscritos.... Puesto que Vega y Valdivia
vivieron juntos en Chile; puesto que eran
miembros de la misma Orden, y, en fin, ya
que ambos se ocuparon del idioma araucano
¿cómo es, nos preguntamos, que aquél no
menciona en parte alguna de su
Arte y
vocabulario,
impreso en Lima en 1606, los
trabajos del primero? El hecho aparece,
desde luego , como muy anómalo. Sin em–
bargo,
cua~do
sabemos que Vega murió
en 1605 y que el libro de Valdivia salió á
luz en el siguiente; cuando por las estre–
chas relaciones en que ambos debieron vivir
en Chile no pudo ninguno de los dos em–
prender sus trabajo3 lingüísticos sin que
llegasen á noticia del otro; cuando, por fin,·
no ha faltó [?] contemporáneo que acusase
á Valdivia de plagiario, nos sentimos incli–
nados á sospechar que éste, por lo menos,
debió aprovecharse para la publicación de
su obra de los manuscritos de su colega,
hecho que nada tendría de censurable si,
procedien.docon hidalguía, hubiese men–
cionado la fuente en que bebía sus datos,
como lo verificó más tarde el P. Andrés
Febrés. El cargo de plagiario que decíamos
se hizo á Valdivia, le fué dirigido por un
contemporáneo y en letras de molde.... Pa–
risi presentó en Madrid al Consejo de Indias
[el afio de 161 3] un memorial impreso en
el que decía textualmente haberle movido
á seguir la comision de Sosa, sin otras cau–
sales, "el haber comunicado mucho
á
los
indios, por saber bien su lengua y haberla
enseñado
á
otros, y él solo ha compuesto
Artes y Vocabularios
y
Sermones en la
dicha Lengua , habiendo otros predicado
á
los indios tomando de memoria sus mes–
mos sermones, y otros, aunque han escrito
algo en esta Lengua, ha sido fiándose de lo
que otros les dictaban.... [con lo demás co–
piado arriba].... Como se ve las aseveracio–
nes del clérigo Parisi son categóricas en
lo
que toca á que sólo él había compuesto
Artes, Vocabularios y Sermones en Lengua
araucana, dando á entender de una manera
bastante explícita que el P. Valdivia se
había apropiado de sus trabajos. Cualquiera
que sea, sin embargo, lo que hubiese de
cierto por lo tocante
á
esto último, que no
puede menos de parecer muy extraño si no
inverosímil, es el caso que el Arte y Voca–
bulario y los Sermones de don Antonio
Parisi no han llegado hasta nosotros•
(págs. x-xn).