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CASOS RAROS
predicando, y confessando gente ruda, si
esta sabe, como sin duda se sabra, porque
el demonio tendra cuidado de publicar, que
es mio el Libro, intitulado:
Casos raros de
la Co11fessio11,
se han de espantar, diciendo,
que yo revelo· las confessiones, y las pongo
por escrito, para que impressas las
~epl
todo el mundo .... : este Libro conviene que
salga a lnz; pero no conviene que salga en
mi nombre, y es utilissimo que salga valo–
rado con Ja authoridad de V.
R.
de q!Jien
no se sospechara que revela confessiones, y
de quíeu ninguno extrañara, que aya su
aplicacion, y estudio recogido los exem–
plos, que traben divididos otros libros....»
(Varones Ilustres,
m ,
en la serie
l X,
125-26).
Añade el mismo
P.
Cassani algo más ade–
lante: «El P . Martin de La N:asa [La Naja],
Contemporaneo del P. Geronymo Lopez
en la Vida, que en un tÓmo de a folio, dib
a luz de este V. Varon, le da por Author
del libro como cosa pública de su tiempo:
el señor Abad de San Victoriano Don Fran–
cisco Crespo, escribiendo en carta de corres–
pondencia al dicho P. Nasa, le dice:
Bi'eu
se conoce, que el lib1·0 de Casos Raros, es
parto digno del V.
P.
Geronymo Lopez, que
1:11
este libro dPxó depositado, como en EHseo,
este zeloso Elias su espz'rt!u doblado.
Y
el
mismo P. Geronymo Lopez se explicabas–
tantemente en la aprobacion, que hace del
libro; pues dice el motivo que ha havido
para imprimirle, lo que han hecho varios
Seiiores Obispos, para estenderle, y acaba
ofreciendole a los pies de Maria Santissima,
y no alaba al Author, ni al libro....: y todo
esto mas es proprio de un Author, que de
un Aprobador » (pág. 127).
Apela á continuación al testimonio del
P. Sanvitores, que tiene por irrefragable, y
copia sus palabras de Ja
s.a
edición de 1659,
(págs. 127-28), que es la misma de donde
copiamos arriba parte de su dedicatoria al
Cardenal Sandoval.
Y por cierto que á ese propósito le quiere
corregir Sommervogel con la siguiente
nota: « Cette date [de
l
659
J
est inexacte,
le Pere [Sanvitares] n'étant parti que cette
année pour le Mexique» (vn, 616). Som–
mervogel se dejó engañar, sin duda ninguna,
de Beristain (m,
122)
y Backer (m, 556),
que no reconocen más edición de los
Casos
raros,
procurada por el P. Sanvitores, que
la mejicana de 1660.
Harto más generoso anda Martínez Añí–
barro, aunque no menos inexacto y extre–
madamente 'obscuro, cuando nos asegura
que, comenzada, al parecer, por el P. Vega
la obra de los
Casos,
«la terminó San Vi–
tares y la publicó coa el nombre de aquél,
haciéndose cinco ediciones antes de 1659:
una de ellas en Alcalá, de orden del Carde–
nal de Toledo D. Baltasar Moscoso; tres en
Valencia, por Bernardo Nogués, en 1653
(en 16.
0
),
en 1656 y en 1664 (en 8.
0
) .
San
Vitares ordenó otra edición, aumentada, en
México, ·en 166.o, por Francisco Lupercio
(en 4.º)
»
(pág. 465).-La primera edición
hecha por el P. Slnvitores es indudable–
mente la de 1659 ; y, digan lo que quieran
Ximeno
(n,
17) y Sommervogel (vm, 522),
no hay ni puede haber ninguna, hecha por
nadie, anterior al 20 de Octubre de 1656, •
fecha de la aprobación del P. Jerónimo Ló–
pez, verdadero autor de los
Casos.
El atribuirlos al P. Vega nació induda–
blemente de que Nicolás Antonio y Sotuelo
se fiaron de lo que aparecía ea la portada, y
no conocieron la edición de 1659
1
ó no leye–
ron su dedicatoria.
Para atribuirlos al P. Sanvitores, no cree–
mos que hubiera tampoco ninguna razón
sólida.-«Tuvo principio este libro [de los
Casos]
de dos,
b
tres pliegos, que escribib
el Padre Christoual de Vega, a que añadio
el Padre San1•itores los <lemas con la forma
y disposicion que oy tiene; y por auer dado
principio el Padre Vega a este libro le pone
por Autor el Padre Sanvitores, y por auerle
hecho casi todo el Padre Sanvitores dizen
algunos absolutamente que le compuso
el»,
escribe el P. García en su
Vida y Martyrio
(págs. 32-3:
cfr.
62, 64, rnr).
Evidentemente que, donde aquí se nom–
bra al P. Vega, debió nombrarse al P. Ló–
pez, si es caso; y casi de seguro que en lo de
los «dos,
b
tres pliegos» se qu1so dar á en–
tender que de las manos del P. López salió,
no manuscrito, sino impreso, bastante me–
nos copioso de como lo tenernos después de
las añadiduras del P. Sanvitores.
Por no haber entendido bien al P. Gar-