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PIISSIMA ERGA
este punto, hemos de confesar que, en efec–
to, en la colección de la <<Piísima, Oficios
del Corazón de Jesús, de la Inmaculada
Concepción y de San José.... Madrid Libre–
ría Religiosa de Enrique Hernandez 6-
Calle de la Paz-6 1890», en r6.
0 ,
de 128. ps.,
se da la
Piisima
como «sacada de las obras
del seráfico Doctor San Buenaventura, por
el P. Luis de la Paltna, de la Compañía de ·
Jesús», á las págs. 3-55 (no 3-8o), ni más ni
menos que á las págs. 5-79 de la « Piisima
Devoción á la Madre de Dios para merecer
gracia y protección en la hora de la muerte,
sacada de las obras del seráfico Doctor San
Buenaventura, por el P . Luis de la Palma,
de la Compañía de Jesús. Imprenta Cató–
lica de Adolfo Ruiz de Castroviejo, Minas,
23», en 24.
0
1
de 128 ps., y en varias otras
colecciones recientes.-Mas, para haber de
dar crédito á ellas, parécenos que fuera
mejor dárselo á la edición de la
Pt't'ssmza
erga Deigenitn'cem devotio ad lmpetra1l–
dam gratiam,
donde se la atribuye también
al P. La Palma , y es seguramente anterior
al año de r89o, puesto que ya la trae Bac–
ker en el de 1872 (m, 1710): de donde se
infiere, además, que la restitución de la
obrl, aun en la misma portada, á su autor
es bastante más antigua de lo que asegura
Sommervogel.
No diremos que en la portada, pero en
los preliminares es seguramente de media–
dos, cuando menos, del siglo xvn. En algu–
nas reimpresion es antiguas sin
lugar ni
fecha, y hasta en la de
«Pijssz'mam erga
Dei Ge1lt'trt'cem devotz·o ....
»,
que describire–
mos en el número que sigue, y parece hecha
en Madrid el año de 1732, además de insi-stir ·
en la
Lt'cmda del Co11sejo
y aun en la
Suma
de la tassa,
en que es libro «que compuso
el Rmo. P. Luis de la Palma, de la Com–
pañia de Jesvs», se reproduce la
Aprobacion
del Ilmo. Sr. Obispo de Arcadia, Dr. Don
Miguel Perez de Zevallos, fecha en «Alcala,
y Diciembre 17. de 166o. años», en que se
lee la siguiente cláusula: «He visto este Li–
bro, que el Reverendis imo Padre Luís de
la Palma, honor de la Sagrada Religion de
la Compañia de Jesvs, con el ardiente zelo,
que siempre tuvo de la comun utilidad,
compuso, escogido de las Obras del Doctor
Serafico San Buenaventura: y quando
para
su apoyo no tuviera mas, que haver sido
dechado del que en nuestra lengua vulgar
saco a luz el Ilustrissimo Seüor Don Juan
de Palafox y Mendoza, Obispo de Osma,
era argumento seguro, de que no sólo se
puede permitir, sino que tambien se debe
solicitar su impresion: pues sino pudo sufrir
aquel siempre encendido quanto generoso
corazon, que tesoro tan grande se estre–
chasse a un Idioma, negandose
~
quantos
ignoran la lengua Latina, y por esso se
movio a reducirle (con novedad artificiosa)
en metro Castellano, para que assi fuesse
comun a todos, como afirma su Señoría
Ilustrissima en el Prologo, fuera sin duda
detestable avaricia, en grave perjuycio del
bien comun, no procurar su extension por
todos medios....» (págs. 4"-5").
Es tanto más notable y singular esta
cláusula, cuanto que el libro del Sr. Pala–
fox á que se refiere el Obispo de Arcadia,
es el que ya mencionamos de los
«Exerci–
cz'os devotos..
:.»
(al núm. 88o), donde, diri–
giéndose el de Osma
á
las Almas
d~votas
de sze cargo,
dice así: «San Buenaventura
Doctor Serafico, de la Religion Serafica,
compuso en Latín una forma breve, y de–
vota, pidiendo socorro á la Virgen, en la
hora temerosa de la muerte, por los días de
la semana. Este tratado, añadido en alguna
parte, publicó separado los años pasados
el Venerable Padre Juan Eusebio
~ierem
berg, honor de la Sagrada Compañia de
Jesus, luz de estos tiempos, digno de eterna
alabanza. Habiendo llegado á mis manos,
y viendo que este Devocionario dulcissimo
se podia ilustrar en las letras iniciales é in–
termixtas, con el nombre glorioso de
MARIA,
que ilustra lo criado¡ lo dispuse de esta
suerte, y assi corre añadido con otras devo–
ciones al intento. Parece que esto bastaba¡
y todavia, ni se quieta el zelo, ni deja de
pedir mas la devocion: quedanse sin este
tesoro quantos ignoran la lengua Latina,
que no es
la
menor parte, ni
la
peor de
la Republica christiana, como son lo ma–
yor de la nobleza , y el sexo devoto de las
mugeres (que assi las nombra la Iglesia) y
las Esposas de Jesu-Christo bien nuestro, y
casi todo
el
pueblo inferior que puede leerlo,