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VIDA DEL VENERABLE PADRE
241
2264.-Vida del Patriarca Santo Do–
mingo de Gvzman, Fvndador de la Or–
den de Predicadores.-En 4.
0
,
de 28 ps.
EL P. PEDRO DE RIBADENEYRA.
Véase lo dicho al núm.
2250,
de que es
nueva tirada.
2265.-Vida del Venerable PadreAn–
tonio Baldinucci Missionero Apostolico
de la Compañia de Jesus. Escrita en Ita–
liano por el Padre Joseph Maria Gallucci,
de la misma Compañia.
_Y
traducida al
Castellano Por otro Padre tambien de la
Compañia. Con las Licencias necessa–
rias: En Mexico: En la Imprenta del
Real, y mas Antiguo Colegio de S . Ilde–
fonso. Año de 1760.-En 4-
0
,
de
277
ps.,
s.
7
•¡:
hs. p. n.-(En algunos ejempla–
res aparece el nombre de
'.loseph
cubierto
con un papelito impreso que dice
Fran–
cisco,
y era realmente el primero del
autor: Francisco María Galluzzi).
T. EL P.
JuAN JosÉ
GIUCA
(?).
«D'apres l'avis, la traduction fut faite
a
Mexico par un P ere italien.
I1
y avait
a
cette époque deux Jésuites Siciliens au Me–
xique, les PP. Raym. Napoli et Phi!. Ql.lin–
gles», dice Sommervogel
(m,
1137).-Lo
que se dice en el aviso ó
Advertencia del
lmpressor,
es lo siguiente: «Sobre Orto–
grafia, deseo establecer en mi Oficina, la de
la AcADEMIA EsPAÑOLA.... En la Obra, que
lees, solo se ha seguido, en los termlnos
Geographicos: en lo demás, no se pudo¡
porque la Edicion urgla, y el Original era
antiguo, y escrito de Mano estrangera. Si
los Españoles, han tenido asta este siglo,
uqa Ortografia de su Lengua, muy volun–
taria ¿Que Ley, habia de seguir un Italiano,
para escribir en nuestro Idioma? Fue muy
laudable, en haber seguido por la mayor
parte, la derivacion Latina, y no se le pudo
pedir mas» (pág. 9").
A juzgar por esta última frase, el traduc·
TOMO
!l,
tor debió de morir para el a11o de
1
760;
por
lo que no pudo serlo, ni el P. Ramón Na–
poli, dado que hubiera entonces uno de este
nombre y apellido en Méjico, ni el P. Ig·
nacio María (no, Felipe) Quingles, cuyo
Parecer,
de 6 de Abril de 1760, va al fren–
te, con la
Aprobacion
del P. Gaspar María
Miralla, igualmente Siciliano, de
27
de Fe–
brero, y la
Licmcia
del P. Agustín Carta,
Sardo, de 13 de Febrero.
El traductor, quienquiera que fuese, hubo
de ser celoso promovedor de la devoción
á
la imagen de Nuestra Señora del Refugio
que. llevaba en sus misiones el P. Antonio
Baldinuc_ci¡ pues dice él mismo en su
De–
dicatoria
á
la misma Señora, que «fuera
manifiesta sin razon, que esta obra acudiesse
á
otro amparo diferente del vuestro, ya que
escogisteis este amartelado Devoto, que la
publicasse por muc!los Reynos, y Provin–
cias» (págs. 3 •
-4
" ).-Ahora bien: en el
Apendicé
de mano extraña:, que va al fin de
la obra,
y
en que se da «noticia del afecto, y
devocion singular con que se ha establecido
[sobre todo en Nueva España
J
la devocion
a
la Señora del Refugio, cuya primera ad–
vocacion se debe al filial afecto, con que el
P. Antonio siempre venero
a
la Reyna de
los Cielos», se dice así: «Algunos Padres
de nuestra Compañia, que se hallaron pre–
sentes
a
la solemne Coronacion de la Se–
fiora en Frascati, aviendo desp11es passado
en Mission
a
esta nuestra Provincia de la
Nueva España por el año de 1719. fueron
los primeros, que divulgaron, y esparcieron
la devucion, y culto de la Señora del Re–
fugio.
U
no de ellos, que en breve passo
a
las Missiones de California para emplearse
e.n el cultivo de aquella nueva Christiandad
coloco en el
R~al
de Loreto Cabezera de
aquella dilatada Provincia una primorosa
Imagen ricamente guarnecida, que en Ca–
pilla separada, aunque contigua
a
la misma
Iglesia logro la primera veneracion, y afecto
de aquellos Neophitos, y con razon puede
gloriarse de aver sido el modelo, y exem–
plar con que debia ser venerada, servida,
y
atendida la Seüora del Refugio. El Padre
Juan Joseph Yuca, que fue uno de los arriba
mencionados Missioneros, en las repetidas
platicas, que hazia en las Plazas, y mucho
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