RELACION DEL ILLVSTRE
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en dicho tiem¡:.o, en 4,., según la de Latas·
sa (ur, 467:
cfr.
rr, 561),
á
quienes siguen
Pagés
(Bibl. Japon.,
núm. 253), Carayón
(núm. 2275), Backer
(n,
1872), Sommervo–
gel (v1, 524) y Medina
(La Impr.
e11
Ma–
m"la,
pág. 38, núm.
s6),
sin avisar ninguno
de ellos si es anónima ó no.
En cambio, es curiosa la sospecha que
indica algo más adelante el mismo Medina
con referencia
á
nuestra
Relacicm del illvs–
tre,
y
glorioso ll1at·tyn·o.
«Puecle que este
papel (dice) sea la misma "Relación del mar·
tirio de
D.
Apolinar de Almeida, Obispo de
Nicea y sus compai"leros, traducida del por–
tugués en castellano por el P . Alonso Men–
dez", Manila, 1641.
4.•,
que cita Pinelo–
Barcia, t. 1, col. 19u (pág. 42, núm. 6o).
Pero no puede ser de ninguna manera la
misma.-El P. Apolinar de Almeida fué
martirizado en Etiopía con sus compañeros,
los PP. Jacinto Franceschi y Francisco
Roiz,
á
fines del mes de Junio de 1638 ¡
mientras que los cuatro Embajadores por–
tugueses, con los suyos, lo fueron á 3 de
Agosto de 16+o en Nangasaqui. Además,
no hay ninguna
Relacion
«tradu-cida del
portugués en castellano por el
P.
Alonso
Mendez», é impresa en Manila el ailo de
1641. Lo que hay, y pudo dar lugar á la
confusión, es que, según Sotuelo, el P. Mén–
dez «edidit Lusitano idiomate.
R elatiotum
de 1lfartyno
D.
Apo!ltizan·s de Almeyda
Episcopi Niceui,
&
sociontm.
Hispanice red–
ditam,
&
impressam Manilre 1641» (pág. 36);
ó, como la intitula Barbosa Machado,«
Car–
ta
escrita de Goa em o
I.
de Dezemht·o de
1639.
pam o Padre
Provit~áal
de Pot·–
'tugal, em qtte relata o A1artyrio do illustre
Bispo D. Apolliuart'o de Almeyda_-
a
quai
(at1ade) sahio traduzida em Castelhano. Ma–
nilla par Raymundo Magisa. 1641» (r, 44).
Aun el mismo Ba.rcia no dijo lo que le
hace decir Medina, sino que se concretó
á
copiar lo que halló en sus predecesores; con·
viene á saber: «P. ALoNso ME!NDEZ,
R ela–
ciotz
del 1\Tlartyrio de
Don Apohizar de Al–
meJ•da,
Obi pode icea,
i
sus Compatieros,
en Portugues, i traducida en Castellano, se
imprimio en Manila, 1641. 4 (r, 191).
Como quiera, no la hemos visto en caste·
llano ni en portugués; y repetimos que es
muy posible que se confundiera esta
Rela–
ct'on
ó
Cat·ta
del P. Méndez con alguna
otra, no siendo improbable que contribu-
. yera también á aumentar por su parte la
confusión el hecho cierto de la existencia
de otra
Relaciótl
1
por demás curiosa, y que
pudiera equivocarse fácilmente con la del
«illvstre, y glorioso Martyrio».-Ésa es la
«Relac,;aó da gloriosa Marte de quatro Em–
baixadores Portuguezes da Cidade de Ma–
cao 90m cincoenta e sete de seus compa–
nheiros Christiaos da sua companhia dego–
lados todos pela Fe de Christo em Nanga–
sachi Cidade de Japaó a 3· de Agosto de
1640», escrita por el
P.
Antonio Francisco
Cardim, y traducida en seguida al francés,
latín, flamenco é italiano. Cotejados sola–
mente los títulos de la
Relac-ao
portuguesa
y la
Relaciotz
castellana impresa en Manila,
¿no pudiera haberse imaginado algún cu–
rioso que era también traducción esta últi –
ma, del original del P.Cardim? Sin embargo,
no era cierto ni aun eso. La
Relac-ao
se
imprimía la primera
vez
en Lisboa el aiio
de 16+3,
á
los dos de impresa en Manila la
Relacio11
del mismo martirio.
Todo bien considerado, estamos casi con–
vencidos de que no hay obra de esta especie
que se hubiera publicado allí, original ni
traducida. Por lo que hace, en particular, á
la de los mártires de Etiopía
1
podemos
también asegurar que en su
Causa de Bea–
ti¡icact'ou
que ahora mismo se agita en la
Sagrada Congregación de Ritos, y en la
que, tanto el Postulador como el Promotor
de la Fe, han sacado á luz
y
examinado
hasta las noticias más ligeras é insignifican–
tes, de impresos y manuscritos, que contu–
vieran la menor alusión al martirio del
P. Almeida y sus compaileros, como puede
verse en la
Post'tio Super
it~trodttctt'otze
Cau–
sae,
impresa en Roma el ano de 1902,en fol.•,
de 82-263-28-28-7I-44-IO págs., s. 1 boj. de
port., no se menciona siquiera, ni aun se
insinúa que exista, la
Relact'otl
que se su–
pone del P. Méndez, á pesar de que se citan
y utilizan otros testimon ios suyos harto
menos importantes.-¿Puede atribuirse este
silencio
á
simple olvido ó defecto de infor–
mación bibliográfica de los que con tanto
calor intervienen en la Cama?