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Pl<EJIT. TORIA ECUATORTAXA

ca de Qnito y de L atacun ga.

¿Qué d i,·inidad era la qu e

se ado raba en ese santuario? -

No otro

opinamo que

era el Cotopaxi : los aborígenes de

toda

h .

pro incias

ecuatoria nas, desde el Cayambi hasta el

zuay, adoraban

á los g randes cerros nevado de la cordillera, y le

tribu–

ta ban cul to como

á

eres v ivie ntes: ¿ no adora rían al

Cotopaxi ?

¿

o le tributa rían culto? E s evidente q ue

lo adoraban : el más herma o de lo ce rros nevados ¿ no

habría sido adorado?

E l más fo rm idable de los volca ne

ecuatoria nos ¿ no hab ría sido conside rado como un a di

i–

nidad terri ble por los supersticioso

in dígenas? E n la

impresionable imagin ación de é to ¿no había de causarl e

terror el aspecto del vo lcá n, cuando presenciaban sus ho–

rribles erupciones? Cuando lo veían encend ido a rro–

jando llamas? Cua ndo oían sus bramidos, roncos y p.ro-

lon gados? __ __ Los In cas veneraba n

á

los ce rros ¿ no

venerarían a l Cotopaxi ? ____ Los Incas no atravesaba n

la cordillera, sin aplacar al núme n de cada cerro: pasaría n

por el pie del Cotopaxi ¿y no lo aplaca rían? ____

ú n,

hasta ahora,

se ve n en los sitios más elevado de la co r–

dill era montecitos de pied rezuelas, fo rmados de las que

a rroj aban los transeu ntes en home naje á la cliYi nidad de l

cerro, para tenerlo propicio.

La ll anura de Call o era ll anura sagrada para los in–

díge nas,

y,

acaso, no esta ríamos muy equivocado. , si

conjeturár:

i.rn

os qu e el l aneci ll o

ful:

J;:ibrado y redondeado

a rti fic ialmente, para que sirviera como imagen del

oto–

pax i : el montecillo será natural; pero la fo rma,

ta n r e–

g ular q ue ahora pre en ta, es artificial.

Esa fo rma es

demasiado regular para ser natural.

'

na objeció n pudiera hacércenos aquí. -

E l Co to–

paxi no estaba en acti idad en tiempo de los abo ríge nes,

podría decírce nos ;

y

su primera erupción aconteció el

año mismo de la conqu ista.

• La de cripC'ión más exacta del Palacio de Callo e , según nue tro juicio,

la que hizo el

eñor

l\Ia~co

·

J

iménez, de la Espada,

y

e publicó en las acta de

la esión del Congreso de americani ta , celebrada en :\Iadrid en r88r. (Congre o

internacional de americanistas. -

Actas de la cuarta reunión. -

Tomo

2º -

l\Iadrid 1883).

En cuanto al Panecillo de Callo, he aquí como se expresa el Señor Rei ·s: -

Parece r¡11e

rl

cerrilo

rle

Callo rs la cúspide

rlc

1111a rn•o1!a:;ti11 parecida

la

rld

Pa11ec_illo

rle

Quilo,· pao ahora está casi mlernulo )' tapad(} Í'"r las eyrcrio11es

y

a1•e1udas del Cotopaxi.

-

(Carta del

eñor JJoctor \\'. Re1s · á Su Excelencia

t:l

Pre idente de la República,

' eñor García Moreno, sobre sus viajes

á

las mon–

tañas

Ilini

~a y

Coraz?n

y

en especial

obre

~u

asci:nción al Cotopaxi. -

¿uito,

1

73). -

1.el

Panecillo de Callo e tá, . egún el

'i:ñor Doctor Re1ss, ca ·i tapado

por las avenida

del Cotopaxi, el Palacio de Callo se halla edificado sobre las

lavas del Cotopaxi, porque el Palacio

y

la ba:;e actual del Panecillo están en

d

mismo plano.