PREHISTORIA
ECLJATOIUANA
cardemos que Paredones
stá ca i á la marge n del lago
de Culebrillas, y que e e lago era adorado como un lu ga r
sagrado por
lo
Cañaris. -
Conviene distinguir un os
edificios de otro ' pues no todos lo
que se ti enen por
tambo
de
les
.!11cas
en la provincia del Azuay lo eran
realm ente: hay a lg uno que so n ob ra de Jos Cañaris, y
no de los I neas.
L as construccion es de Túpac- Y upa nqui y de Huay –
na - Cápac tienen pied ras pulimentadas co n arte en Ja
cara exterior, al paso que lo edificios de lo
Cañaris o n
todos de piedras tosca , ordin ariame nte piedras de río. -
El plano se di tingue por Jo aposen to
pequeño , cua–
drado y adheridos
iempre á Jos lados de un o como sa–
ló n, la rgo y a ngosto: la paredes g ruesas, fabricadas con
piedras y un a mezcla abundante d
arci ll a, bien ama ada
con arena.
En In ga - P irca estaba el a lojamie nto d el Sur: en
Achupallas el de l
orte: Paredones no podía se r un
tambo. -
E n la pro incia de Cañar y e n la del Azuay
no e ha d e confundir Ja civi lizació n in cásica con la de
los Cañari : ya lo hemos advertido repetidas veces.
E l Inga - Pi rca es monumento netame nte
incásico,
y lo que se ha calificado de forta leza no es fo rta leza, sin o
adoratorio reli gioso: la eli pse es p ropiamente una
ayal/(r,
es decir un terraplén, con tru ído, de propó ito, co n un fi n
reli g ioso: la casa era el adoratorio, y,
talvez, Ja. ombra
que hacía la casa, según la marcha del So l en los s uce–
sivos meses del año, en la tarde y en la mañana,
er ía
para determin a r los equin occios y los solsticios. -
Ti la
altura de Ja elipse, ni sus dimen iones, ni s u forma, ni la
orientación perfecta de ella, ni el punto que en la plata–
forma ocupa el adoratorio, nada indica un destino militar;
a ntes, por el contra ri o, todo ma nifies ta un fin reli g io -o. -
El adoratorio no se levanta obre el diámetro menor de la
elip e, sino un poco hacia atrás, de l lado de l Occidente.
4
III
E n la penúltim a lámin a de nuestro
Atlas arq11eo!ó–
gico ecuatoria1to
se halla representado el plano de un an–
ti g uo edificio, cuya
ruinas existían has ta hace poco en
4
Además de lo autore · que hemo.
itado en la nota anterior, aduciremos
aquí la autoridad de Cieza de León, que vió el Inga- Pirca pocos afio después
de la conquista, diez
y
siete años poco más
6
menos, cuando en la carn de
In
elip e e con ervaba todavía la misma techuml.Jre pajiza puesta por loi'
I
11ca~.
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