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mos por fin al pueblo,
ya
entrada 1a noche;
y
con todo el cansa·ncio que se_
mejantes viajes ocasimrnn, me retiré á dormir muy tranquilo.
Durante la noche, estuve oyendo una de ladrar los perrns, que aquello
parecía nn infi erno; pero no hice caso, ni llegué
á
so pechar nada. ¡Cuá.l.
no sería mi sorpresa al levantarme,
y
ver que el pueblo es.taha en silencio
y
sin gente! Inmediatamente me dirij1
{1
ln
!'ft';:a
de un viej.o muy ·racional, y
sólo encontré
á
él con alguno.., má de sn
fa
1-r1·i
lia;
y
babi éndolo interrogado
sobre lo que ocu-rría,- me d ij o que lo , que m e habían acom
paña.doel día an–
terior
á
Contamaná, al regresar al pueblo, á cuanto habían en ontrado les
habían avisado (en lengua pana) quo yo ' oufa trayendo en la a non:, nó
vacu–
na,
sino una lata <le viruela. Debo lrn er p re._,ente que yo aún no poseiR. la
lengua pana; y que teniendo qQe mpr nder un viaj e al Picbis, tuve que
postergarlo por falta de g nte que me
acompaña.ra;.pue · todo ·e habían a usen–
tado, llevando sus ropas, perro , gallinas y cuanto tenían, dejándome solo en
la misión.
Ya .ven, pues, nue tro lectore , cuánto intere a el sal>er la l ei;igua. de los
infieles, con quienes uno vive
y
a nda, y á cuantos percances no se expone el
que la ignora;
y
casos de estos podríamos citar bastantes.
(*)
(*)
NoT :
'Debo advertir al 1ector, que desde fa página
129
inclu ive hasta la
172,
las
correcciones de e te Vocabulari o han sido hechas por mano e traña; por lo cual no debe es-
trañar e de................ ..