entendimiento nos hace com-
cunoha aollaslwct gracia–
prender las verdades de la
huan ñuccvnohiota fe inin–
fe
1.
El alma se llena de nna
yapaoshutiita riosiohinl. Al–
luz sobrenatural de tal .mo-
?IUt Diospao aohicyctihuctn
do que conoce la seguridad
jundaslwami , fe úiincupao
de la
fe
y nada la puede
shutiita riosingapao, mana
hacer vacilar en esta certi-
imct
almapao fe ininata
dumbre
2.
Mediante este don
ouyuriohina pactcungcvpao·
sucede muchas veces que
pish2. Cai unanohai ao–
un hombre ignorante cree
llashca gracia mana yá–
en Dios con más decisión
chaotct yaohaomanta Dios–
qne un sabio.
man asta/man sinohi ininata
tauoa cuti rnranmi.
1
Pero el don de entendimiento no quita
á
la
fe
ni su
obscuridad ni su mérito. Hay verdades reveladas que directa–
mente por sí mismas son objeto de la fe , como el misterio
de la Santísima Trinidad : éstas no las podemos
comprende~
ni con el don de entendimiento. Y hay verdades que se
relacionan con los misterios de la fe; éstas si nos hace com–
prender y penetrar el don de entendimiento. En cuanto
á
fas primeras, el don de entendimiento nos hace co1uprender
que en ellas no hay nada de contradictorio
y
que las ob–
jeciones hechas en contra carecen de fundamento.
2
En la vida de santa Cecilia se refiere que
á
su esposo
Valeriano, cuando estaba delante de san rbano, se le apareció
un anciano con un libro en las manos, en el cual estaba
escrito : " n solo Dios; una sola
fe,
un olo bautismo." El
anciano le dijo:. "¿Crees que es así? '
y
aleriano exclamó:
"Nada más eguro." Semejante respuesta no 'pudo ser fruto
sino del don ele entendimiento.